El primer ministro italiano, Giusseppe Conte y el presidente ruso, Vladimir Putin, podrían verse de nuevo durante los días 12 y 13 de noviembre en Palermo, Italia, después de haber tenido una reunión en Moscú el miércoles pasado.

Si bien en esa oportunidad Putin confirmó la presencia rusa, no lo hizo así en términos personales aunque existe una posibilidad cierta debido a que el 11 estará en Paris, con motivo del centenario del armisticio de la Primera Guerra Mundial.

Durante el pasado encuentro en la capital rusa, Conte elogió la «solidez» de la economía italiana, en pleno enfrentamiento de su gobierno con la Unión Europea por el presupuesto de 2019.

«Estén seguros de que las bases de nuestra economía son fuertes, que nuestra economía es sólida y que solo podemos ir hacia adelante» dijo Conte, ante un grupo de empresarios italianos y rusos en Moscú.

«Somos la segunda sociedad manufacturera de Europa, somos probablemente el país que tiene la red de microempresas y de pequeñas empresas más fuerte, más solida de Europa y tenemos que estar orgullosos de ello», aseguró el presidente del Consejo, que se reunirá con el presidente ruso Vladimir Putin durante la jornada.

«Somos un gran equipo, el gobierno, las instituciones, los empresarios, los trabajadores. Tenemos que hacer equipo», afirmó.La Comisión Europea endureció el martes su pulso con el gobierno italiano, una coalición entre dos partidos -la Liga (ultraderecha) y el Movimiento 5 Estrellas (antisistema)- y pidió «revisar» su proyecto de presupuesto para 2019.

Según Bruselas, el presupuesto supone un desvío fiscal «sin precedentes» desde 2013 porque prevé un déficit del 2,4% del PIB para 2019, superior al 0,8% prometido por el anterior ejecutivo italiano

Pese a las advertencias de Bruselas, la coalición en el poder descartó modificarlo.

Conte aseguró en Moscú que el proyecto de prepuesto también incluye la reducción de costes laborales «porque nos hemos dado cuenta que en Italia, con el tiempo, los coste del trabajo se acumulan y pesan en nuestra competitividad».

Por su parte Matteo Salvini, jefe de la Liga y hombre fuerte del gobierno, tuvo un discurso más ofensivo.

«Es un ataque contra la economía italiana. No solo no vamos a cambiar ni una como sino que si continúan atacando al azar tendremos ganas de dar todavía más dinero a los italianos», declaró este miércoles a una cadena de radio.

«Hay una Italia que tiene ganas de correr y no de ser esclava de reglas sin sentidos», añadió, asegurando que su gobierno seguirá negociando con Bruselas pero que no cederá al «terrorismo psicológico».