Mas de 20.000 armenios ya se trasladaron desde la región de Nagorno-Karabaj a Armenia, ante la inminente amenaza de Azerbaiyán. La población que sigue en el lugar teme una acción bélica de las fuerzas azeríes, luego de la ofensiva lanzada la semana pasada.

El presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, prometió garantizar los derechos de los armenios en la región, pero sus palabras no son para confiarse, al menos para los armenios. Un claro ejemplo de ello, es que en la noche del pasado lunes, en medio del éxodo forzoso, estalló un depósito de combustible situado apenas a seis kilómetros de Stepanakert, la capital y ciudad más importante de Artsaj, provocando la muerte de al menos 20 personas y más de 300 heridas de diversa gravedad.

Se estima que más de 20.000 del total de 120.000 pobladores armenios que habitaban en Nagorno-Karabaj dejaron sus hogares y llegaron en ómnibus o en sus vehículos particulares a varias localidades de Armenia, donde las autoridades locales dispusieron medidas para recibirlos.

Sin posibilidad alguna de imponerse militarmente sobre los azeríes, que gracias a sus enormes reservas de gas y petróleo son un país rico y tienen una superioridad armamentística decisiva, los armenios quedaron sin opción y se estima que en pocos días ya casi no quedarán armenios en Nagorno-Karabaj, territorio al que los armenios denominaban República de Artsaj.

El pueblo armenio está viviendo una de sus horas más oscuras en mucho tiempo, al tener que afrontar la retirada forzosa de Nagorno- Karabaj, territorio ancestral en el que los armenios vivieron durante siglos, pero que ahora quedó totalmente bajo control de Azerbaiyán, luego de la ofensiva lanzada por el gobierno de Bakú la semana pasada.

La salida de los armenios de Nagorno-Karabaj se está dando además en un contexto internacional que de alguna manera propició la situación. Rusia, país cuya influencia le dio el poder de ejercer como árbitro en la zona, está en este momento enfrascada en la guerra con Ucrania y, si bien Moscú tradicionalmente mostró cierta afinidad con los armenios, cristianos como ellos a diferencia de los azeríes, que son musulmanes, obviamente siempre antepuso sus propios intereses.

Otro actor decisivo en este tema es Turquía, enemigo histórico de los armenios y a la vez con estrechos lazos con los azeríes, que son un pueblo de origen túrquico.

El gobierno de Ankara apoyó decididamente y a todo nivel a Azerbaiyán en la corta guerra de 2020 en la que las fuerzas de Bakú retomaron el control de varias localidades de Nagorno-Karabaj. El lunes, confirmando esta alianza indeleble, el presidente Aliyev se reunió con su par turco, Recep Tayyip Erdogan, encuentro en el que, además de firmar acuerdos sobre cooperación energética, el mandatario turco expresó que las acciones militares del Ejército de Azerbaiyán en Nagorno-Karabaj “son un motivo de orgullo”.