Por Alejandro Maidana

El pueblo uruguayo lleva aproximadamente 60 días sin agua potable con todo lo que ello implica. Más allá de los eufemismos del gobierno encabezado por Lacalle Pou que sostiene que el agua es bebible, los habitantes del paisito afirman todo lo contrario. Si bien se esperaba que las lluvias alivianaran la situación, las precipitaciones no han servido de bálsamo alguno, ya aún la cota de Paso Severino sigue por debajo del 2%.

El agua salada sigue brotando por las canillas siendo peligrosa para la salud por el aumento de cloruros, de sodio y también por lo que hoy por hoy está saliendo a la luz, que es la gran cantidad de trihalometanos, sustancias cancerígenas perjudiciales para la salud. Lo cual también implica que el agua de los baños, tampoco sea segura, ya que afecta a la salud a tal punto que se ha recomendado darse baños cortos. No sólo por el hecho de ahorrar agua, sino también por lo que implica los trihalometanos en los vapores.

Es de suma importancia destacar que esta no es la única problemática con relación al agua que atraviesa el pueblo uruguayo, ya que al hidrógeno verde y los agrotóxicos utilizados en la siembra directa, constituyen un combo que genera preocupación y alerta permanente. Latinoamérica se encuentra atravesada por el mismo dolor y la misma guillotina, un yunque tan pesado como la entrega que padece el pueblo, los grupos de poder económico y su deshumanizante agenda, representan la dictadura más extensa que se haya conocido.

También por otro lado podemos decir que en este momento el acceso al agua potable está privatizado, ya que, por las vías de los hechos, en las zonas metropolitanas se está comprando agua embotellada. A través de la intervención del estado, se está brindando una pequeñísima subvención a la población de mayor vulnerabilidad para que puedan adquirir 2 litros de agua por día. “Es vergonzoso que se esté privatizando el agua potable de esta manera, por supuesto que siempre teniendo en cuenta que esta problemática más allá de la sequía que se está viviendo en el país a partir del calentamiento global, existe una problemática muy grave que tiene que ver con la gestión de las cuencas”, indicó el docente e integrante de la asamblea por el agua del río Santa Lucía Marcos Umpiérrez.

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En Uruguay hay agua, y la misma se podría potabilizar, pero gran parte de lo que hoy es el sistema productivo, un modelo productivo extractivista que saquea el agua, como también lo hacen las grandes corporaciones del modelo celulósico, generan una concreta preocupación. “Las empresas hoy por hoy a través de esta crisis se encuentran aumentando sus ganancias en un 500% como es el caso de Danone, firma dueña del agua Salus y quién extrae el agua gratuitamente, ya que no pagan ningún canon alguno por la misma. En la actualidad la embotellan y se la venden a la población privatizando una vez más el agua potable. Además, a esa agua que hoy se está consumiendo, el Gobierno tomó la decisión de sacarle un impuesto que se llama Inmesi, que es un impuesto a las empresas, pero a las empresas eso realmente no les afecta absolutamente en nada, ya que se trata de un impuesto que paga la población”.

Mientras que el padecimiento del pueblo se consolida, un puñado de facinerosos abraza un negocio redondo sin el mínimo escrúpulo. Cabe destacar que esto no sería posible sin la anuencia de Luis Lacalle Pou, presidente del país hermano. “La situación actual es sumamente grave, ya que, a la crisis y emergencia hídrica, hay que sumarle la territorial. Estamos atravesando una explícita crisis social y política, el sistema político hoy por hoy no afronta con la seriedad y responsabilidad que amerita esta problemática, el sistema político no está a la altura y acá no estamos hablando sólo del Gobierno de turno, sino también de la oposición, ya que esta última estuvo muchísimos años en el poder teniendo la posibilidad de haber previsto esto”.

Hace años que tanto la academia como la sociedad civil organizada, vienen advirtiendo y anunciando que este tipo de problemáticas se encontraban a la vuelta de la esquina. Sin embargo, hoy el pase de facturas entre las distintas facciones político-partidarias de Uruguay siguen adelante desconociendo el grado de responsabilidad que les compete. “Nadie se termina haciendo cargo de esta problemática. Por otro lado, quienes hoy son oposición tuvieron muchísimos años para solucionar esto y no lo hicieron, por ejemplo, Pepe Mujica, que fue presidente de la República en su momento, y que declaró que se habían dormido con este problema por los déficits fiscales, etcétera. No hay ninguna justificación para que no se hayan realizado las obras que deberían haberse hecho en su momento. Por otro lado, este gobierno, que es un gobierno neoliberal y que su signo es la privatización, está deseando poder privatizar el servicio de agua a través del famoso proyecto Neptuno. Este es un proyecto completamente ineficaz que va a salirle, si saliera, carísimo a la población uruguaya”.

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Las empresas privadas que lo llevarían adelante están proponiendo sacar agua del Río de la Plata, uno de los cursos de agua más contaminado del mundo y en el cual no hay previsto una desalinizadora. “Lo que hoy está saliendo por las canillas, es agua con sal, o sea que no vendría a solucionar absolutamente nada, brindaría menos de un 30% del agua que se necesita, además el Río de la Plata tiene una problemática a partir del sistema constructivo regional de floraciones de cianobacterias. Digamos que cuando el agua no está salada, tiene cianobacterias, es decir, que es completamente ineficaz lo que se está proponiendo, siguen siendo propuestas para enriquecer a los privados, en definitiva, siguen siendo propuestas en contra del pueblo”.

En definitiva, en este momento el sistema político uruguayo, valga la metáfora, está haciendo agua por todos lados. Lo que realmente se denota, es una grandísima ineficacia, una explicita irresponsabilidad sobre la problemática que está viviendo hoy el pueblo del “paisito”. Una problemática que, con seguridad, se irá profundizando. Una ecuación que arroja como resultado no solo una inocultable sequía, sino también, impúdicos negocios para quienes a través de las crisis, engrosan sus arcas gracias a la administración deshumanizante del dolor de las mayorías.

Foto: Redes.org.uy