Dieciséis años después del mensaje de Nelson Mandela que hizo despegar la movilización contra el sida, expertos y políticos se reúnen el lunes en Sudáfrica en la 21º conferencia internacional sobre el virus para impulsar una batalla que pierde fuelle.

Unos 18.000 científicos, médicos, militantes, juristas y suministradores de fondos acudirán a la ciudad costera de Durban (este) para evaluar hasta el viernes los avances en la lucha contra la enfermedad, que ha causado más de 30 millones de muertos.

«El mensaje dirigido al mundo entero este año desde Durban será que es muy temprano para cantar victoria. El camino es todavía largo», dijo a la AFP el presidente de la Sociedad internacional sobre el sida, Chris Beyrer.

En 2000 Sudáfrica – con una de las tasas de infección más elevadas del mundo- ya acogió la conferencia bienal, con un cariz esa vez más político que científico.

El presidente sudafricano de entonces Thabo Mbeki suscitó una polémica al negar, meses antes, la relación entre el virus de la inmunodeficiencia adquirida (VIH) y el avance del sida. Mbeki defendía que la enfermedad se debía en los países subdesarrollados a la malnutrición y la falta de higiene, y no al virus.

Finalmente, bajo impulso del expresidente sudafricano Nelson Mandela, quien describió la epidemia como «una de las mayores amenazas para la humanidad», la conferencia superó una etapa clave frente a la inconsciencia oficial del gobierno.

Reveló también la desigualdad en el acceso al tratamiento entre los países ricos y pobres, e hizo posible reducir los precios de los medicamentos.

Dieciséis años más tarde, no hay todavía vacunas contra el sida. Los pacientes dependen de tratamientos antirretrovirales, con efectos secundarios y precios elevados.

La ONU se fijó por objetivo poner fin a la epidemia en 2030. Pero después de la importante reducción registrada en 2010, empezó a invertirse la tendencia en algunas regiones, especialmente en Rusia.