El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ordenó hoy paralizar la colocación de los grandes bloques de hormigón que la policía había comenzado a instalar ayer en Jerusalén Este, en busca de «alternativas menos polémicas» según la prensa local, mientras la espiral de violencia no cede y sumó la muerte de un hombre que -confundido con un agresor-, fue baleado por la policía y linchado por civiles.

El diario Yediot Ha Ajaronot atribuyó la orden del jefe de gobierno a las fuertes presiones de los ministros más nacionalistas del Gobierno israelí, entre ellos los de Educación, Neftali Bennett, Transporte, Israel Katz, e Inmigración, Zeev Elkin.

Los tres ultranacionalistas se quejaron ante Netanyahu, ayer durante la reunión ayer del Consejo de Ministros en la que en la que se abordó el cierre de los barrios palestinos de la ciudad con retenes en carreteras y, en los casos de Isawiye y Yabel Mukaber, también con paredes prefabricadas de hormigón de varios metros de alto, y argumentaron que la decisión no da una buena impresión.

Desde que en 1980 anexó unilateralmente Jerusalén Este y convirtió la ciudad en capital del país, a contramano de decisiones expresas de la ONU, Tel Aviv insiste en que la ciudad santa de tres religiones está «unificada» bajo su jurisdicción y viene construyendo amplias barriadas para judíos en terrenos que antes eran territorio jordano.

Además, Israel asignó a los 370.000 residentes palestinos del territorio anexado la obligación de presentar un permiso para desplazarse por el país y solo pueden votar, en minoría, en elecciones municipales. Los árabes residentes en Israel desde 1948 no sufren esas normas.

La decisión, que ya había sido aprobada en una reunión anterior del Gobierno israelí a raíz de la ola de violencia que vive la región desde el 1º de octubre, sorprendió a algunos ministros tras conocer, a través de los medios, que la barrera de Yabel Mukaber podría llegar a una longitud de 300 metros, lo que a su juicio daría la sensación de división.

Hasta ayer, la Policía había instalado en Yabel Mukaber unos doce metros de pared en una zona colindante con el asentamiento judío de Armon Hanteziv.

Las placas, de hormigón por dentro y un patrón de piedra beige jerosolimitana por fuera (una ordenanza generalizó el revestimiento con piedra local de los frentes de todas las construcciones), llevan una leyenda en la parte inferior que dice: «Barrera policial sólo temporal».

Además de ordenar paralizar la instalación de los bloques, Netanyahu instruyó al Ministerio de Seguridad Interior para que busque «alternativas menos polémicas», según informó el diario israelí Haaretz.

Simultáneamente, numerosas ciudades prohibieron hoy el acceso de operarios de mantenimiento árabes a las escuelas bajos su jurisdicción hasta la salida de los niños de las escuelas, informó hoy el mismo diario, citado por la agencia de noticias EFE.

Israelíes y palestinos protagonizan una espiral de violencia en la zona que desde el 1º de octubre se ha cobrado la vida de ocho israelíes, un eritreo y 43 palestinos, cerca de la mitad de estos autores de ataques consumados o frustrados y de varios casos en los que las versiones son contradictorias.

Hoy esta tensión no dio muestras de apaciguarse y un inmigrante eritreo que se encontraba en estado crítico por disparos de un guardia de seguridad, tras ser confundido con un agresor en el atentado ocurrido ayer en la ciudad israelí de Beersheva, murió hoy a causa de la gravedad de las heridas y del linchamiento del que fue objeto.

Paralelamente, la miembro del Consejo Ejecutivo de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Hanan Ashrawi, condenó hoy lo que definió como la política israelí de «disparar a matar» a los palestinos autores de la última ola de ataques y criticó las medidas de seguridad adoptadas por Israel.

Los atacantes y participantes en enfrentamientos con el Ejército israelí en los territorios palestinos son «una nueva generación que no está dispuesta a aceptar la ocupación por más tiempo», dijo la dirigente en una rueda de prensa en Ramallah.

Ashrawi lamentó la «impunidad» que a su juicio tienen las fuerzas y colonos israelíes que, afirmó, «tienen derecho a matar» palestinos.

Hoy, desde España, el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, dijo que Washington no es partidario de un cambio de estatus para la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén y que también es contrario a la presencia de «actores externos» en el conflicto.

El secretario respondió así a una propuesta de Francia ante el Consejo de Seguridad de la ONU para desplegar fuerzas internacionales en la Explanada de las Mezquitas, escenario de estos últimos episodios de violencia, iniciativa que fue inmediatamente rechazada por Israel.

Una de los datos sobresalientes en la actual escalada de violencia israelí-palestina -una intifada en ciernes, según medios y especialistas-, es la repetición de ataques con cuchillos, ataques que pese a ser respondidos por las fuerzas de seguridad israelíes con la muerte de los sospechosos, no se detienen.

«El temor a morir a tiros en el acto no parece disuadir a los próximos atacantes», señala el columnista de Haartez Amos Harel, mientras responsables policiales citados por el matutino coinciden en que esta oleada protagonizada por lobos solitarios podría incluso acrecentarse.
Otro periodista del mismo medio, Gideon Levy, preguntaba a sus conciudadanos, en una nota reciente, si «realmente creían» que los palestinos iban a «soportar cualquier cosa eternamente».