Por Equipo Café Internacional

El acuerdo anunciado el día miércoles por el Ministro de Economía, Sergio Massa, junto con el Embajador de la República Popular China en Argentina, Zou Xiaoli, permitirá, a través de la activación del swap de monedas con el país asiático, desembolsar en yuanes lo correspondiente a $1.070 millones de dólares. El acuerdo tiene factores domésticos y externos que vale la pena destacar a modo de comprender el carácter multidimensional de la medida y sus consecuencias.

Hay que tener en cuenta que, dada la delicada situación financiera de la Argentina, agravada por la corrida cambiaria ocurrida durante la última semana, se identifican una serie de vulnerabilidades de la economía nacional que hoy restringen la capacidad de generar estabilidad y frenar la volatilidad de precios y tipo de cambio.

La Vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández, dijo en su alocución en el Teatro Argentino de La Plata que en una economía bimonetaria como la nuestra, la falta de dólares se vincula directamente con el proceso inflacionario que vive nuestro país; situación que se agrava sustancialmente teniendo en cuenta las restricciones que impone el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el nivel de endeudamiento externo.

Es por esta razón que las principales razones domésticas para tomar una decisión como la del miércoles tiene que ver con el cuidado de las reservas de divisas del Banco Central (BCRA), otro aspecto que revista el FMI y que no es más que la cantidad de dólares con la que cuenta la entidad monetaria nacional para operar en el mercado de valores.

Por otro lado, fuentes de Economía sostuvieron que la medida también obedece a la necesidad de ejercer un mayor control de la triangulación de mercaderías de origen chino. La Aduana ha reportado que empresas han importado bienes desde China pero refacturadas desde Uruguay y Europa, lo que les permite realizar una sobrefacturación de importaciones para hacerse de dólares en el exterior.

Suplir la falta de dólares y controlar a actores del sector privado que, desde hace rato, juegan para sus propios intereses socavando el interés nacional, es parte de los factores domésticos de la medida. El desafío será mantener las condiciones de la misma y ampliarla, en lo posible, a todo el volumen comercial bilateral. En 2022, China supuso el 21.5% de las importaciones argentinas, según datos de la Bolsa de Comercio de Rosario.

Sin embargo, el acuerdo reviste las características de un patrón de relacionamiento más amplio en términos internacionales, y tiene que ver con la discusión, cada vez más presente, de terminar con la hegemonía del dólar en los intercambios internacionales.

Ya desde hace meses que la guerra que acontece en Ucrania ha trastocado el intercambio monetario y comercial entre los países. A partir de las sanciones occidentales a la economía rusa, el Kremlin ha celebrado acuerdos bilaterales con otros importantes países emergentes, como la India o la propia República Popular China, para realizar las transacciones en sus monedas locales. Versiones periodísticas de medios económicos como Bloomberg, que ha relevado Télam, apuntan que el volumen de operaciones en yuanes superó a las realizadas en dólares en febrero y la diferencia se hizo más marcada en marzo”.

Lo propio ha hecho Moscú con India: las transacciones ligadas a los bienes energéticos rusos, cada vez más presentes en el país del sur de Asia, están cada vez más vinculadas al uso de rupias y rublos, apartando el uso del dólar estadounidense.

Parece ser que las propias medidas de Occidente y de Estados Unidos en particular, con respecto a las sanciones a Rusia, ha generado esta nueva forma de comerciar desafiando el patrón dólar que ha marcado las transacciones internacionales desde el año 1944.

En el mismo sentido ha hablado Lula da Silva en su visita a Beijing, deslizando la necesidad de no depender más del dólar para el comercio entre los países del sur global. China es el principal socio comercial de Brasil. Esta cuestión, sumada a la defensa de un sistema internacional multipolar, ha hecho que desde la Casa Blanca critiquen los dichos del presidente de Brasil.

Luego de tres años de cierto retraimiento de la arena internacional, China ha vuelto a ejercer la política exterior asertiva que caracterizó al gigante asiático en las últimas décadas. Con una mayor presencia en América Latina desde hace años, China desplazó a Estados Unidos como el principal socio comercial de la región. Con medidas como las analizadas en estas líneas, aporta una herramienta más para fortalecer las relaciones económicas con una región para la cual Washington tiene poco para ofrecer en términos económicos.

La diplomacia de la billetera que ejerce Beijing, que también se traduce en proyectos de inversión e infraestructura, dista de los condicionamientos que suele ejercer Estados Unidos con respecto a los países de América Latina, donde los vínculos suelen ser más estrechos en temas como seguridad y democracia, pero la dimensión económica pierde peso.

Probablemente, esta medida anunciada por China y Argentina sea una prueba más de la estrategia del país asiático de poner cada vez más en duda la preponderancia global del dólar. Es pronto para hablar de un posible cambio de orden; pero hace años era imposible pensar en transacciones realizadas en otra moneda que no sea el billete verde. Las implicaciones nacionales y geopolíticas aún están por desarrollarse.