Durante el encuentro, el primer mandatario hablaba en el marco de la participación militar de su país en el viejo continente y recurría a una remanida frase: “Supuestamente se están aprovechando” de Estados Unidos, al referirse al retaceo de presupuesto para gastos militares.

No me importa Europa”, disparó Trump en el contexto de una pregunta al respecto de su impopularidad en dicho continente.

Según consigna strategic-culture.org, “los presidentes estadounidenses anteriores han sido expertos en presentar la conexión transatlántica como una ‘asociación estratégica’ putativa, como se manifiesta más claramente en la alianza militar de la Otan liderada por Estados Unidos”.

El ex secretario de Defensa de Trump, James Mattis, quien renunció en protesta por las políticas, era de este molde transatlántico convencional. Mattis repetidamente habló sobre la importancia de mantener fuertes lazos con los aliados”, detalló.

Más adelante, se detalla que “la arrogancia de Washington es tal vez más claramente expresada por la administración Trump que amenaza a los estados europeos con sanciones si continúan construyendo el gasoducto Nord Stream 2 desde Rusia. Rusia es un socio estratégico natural para Europa, especialmente en términos de suministro económico de combustible de gas y petróleo”.

El tema de la oferta y la demanda de energía resume mucho más acerca de la relación entre Europa y Rusia, y los Estados Unidos. Este último es algo así como un impostor y está imponiendo sus intereses egoístas a otros, ya sea en el comercio de energía o en asuntos militares.

“También hemos visto esto con respecto a que Trump rompió el acuerdo nuclear de Irán y castigó a Europa por defender ese tratado internacional” describe el portal internacional, que más adelante expone que “los gobiernos europeos deben adoptar algo de la política de Trump ‘America First’ y comenzar a poner los intereses de su gente en primer lugar”.

“Europa debe repudiar el antagonismo y el militarismo de Washington hacia Rusia. Muchos de los gobiernos europeos predominantes parecen incapaces de encontrar la voluntad política necesaria para ser independientes de Washington. En parte es por eso que hay un aumento tan fenomenal en el descontento popular con la Unión Europea y los políticos establecidos. Los poderes públicos no responden y no representan los intereses y necesidades populares, lo que crea una mayor reacción a las instituciones establecidas”, completa.

Finalmente, advierte que «Europa necesita dejar de ser un lacayo de Washington. Después del descarado desprecio de Trump esta semana, Europa no tiene excusa ni justificación para seguir degradándose como un vasallo estadounidense».