Dos exalumnos de un colegio de Suzano, en la región metropolitana de Sao Paulo, mataron este miércoles a ocho personas e hirieron a otras nueve antes de suicidarse en el establecimiento, un tipo de tragedia poco frecuente en Brasil.

Las víctimas mortales son cinco estudiantes de ciclo medio, una consejera pedagógica, una celadora de la institución y el propietario de un lavadero de autos, abatido por los agresores antes de irrumpir en el colegio Raul Brasil, precisó el secretario de Seguridad Pública del estado de Sao Paulo, Joao Pires de Campos.

Los atacantes, que actuaron encapuchados, fueron identificados como dos exalumnos del centro de 17 y 25 años que actuaron por motivaciones hasta ahora desconocidas.

Usaron un revólver calibre 38 y también portaban «un arma medieval semejante a un arco con flechas», indicó el coronel Marcelo Salles, de la Policía Militar (PM). Todos los muertos fueron baleados, precisó una portavoz de la PM.

Políticos y usuarios de las redes sociales debatían si la matanza es atribuible a la influencia de imágenes de tiroteos en colegios y universidades de Estados Unidos o a la prédica a favor del porte de armas del presidente de ultraderecha Jair Bolsonaro y la bancada de la seguridad en el Congreso.

A la hora del recreo

Familiares angustiados y miembros del cuerpo de bomberos y de las fuerzas de seguridad llegaron rápidamente al lugar.

«Me enteré cuando mi hija me llamó, me dijo: Mamá, ven rápido, hay tiroteos, hay heridos, hay muertos», contó a la entrada de la escuela Rosa, la madre de una alumna.

El ataque se produjo a la hora del recreo de los alumnos de ciclo medio.

Tras balear a quienes estaban en el patio, los dos exalumnos «se dirigieron hacia el centro de lenguas», donde se habían refugiado varios estudiantes, «y se suicidaron en un corredor», precisó Salles.

«Nos encerramos en un aula. Muchos alumnos se sintieron mal, incluso yo misma. Tratábamos de ayudarnos hasta que la puerta se abrió y pensamos que eran los bandidos, que veían a por nosotros; pero no, eran los policías (…) y salimos corriendo», contó Milene Querren Cardoso, una estudiante.

La televisora Globonews mostró imágenes de cámaras de seguridad del vecindario en las que se veían a alumnos saltando uno de los muros de la escuela y corriendo asustados.

«Es la escena más triste que he visto en mi vida», declaró el gobernador de Sao Paulo, Joao Doria, que visitó el lugar poco después de la matanza.

Este tipo de ataques es excepcional en Brasil, pese a ser uno de los países más violentos del mundo. En abril de 2011, un exestudiante mató a 12 alumnos e hirió a otros 20 antes de suicidarse en la localidad de Realengo, en Rio de Janeiro.

Influencia cultural o cultura del odio

La matanza del miércoles revivió la polémica sobre la flexibilización de la tenencia de armas decretada por Bolsonaro, defensor de autorizar su porte.

En un mensaje en Twitter, el presidente expresó sus condolencias a «los familiares de las víctimas del inhumano atentado» de Suzano, que calificó como «una monstruosidad y una cobardía descomunales».

El vicepresidente Hamilton Mourao comentó: «Esas cosas no sucedían en Brasil, sucedían en otros países», pero descartó que los debates sobre las armas hubiesen podido influir en los autores del ataque.

«No veo que se trate de eso. ¿Van a decir que el arma de esos tipos era legal? Eso no tiene nada que ver. Sé que el asunto será planteado y discutido, pero es mi opinión», agregó.

«No forman parte de nuestra cultura», dijo el presidente de la corte suprema, Dias Toffoli, sobre matanzas como las de Suzano , y alertó: «No podemos aceptar que el odio entre en nuestra sociedad».

La presidenta del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda), Gleisi Hoffmann, expresó su «solidaridad con las víctimas» y agregó: «Tragedias como estas resultan del incentivo a la violencia y a la liberación del uso de armas, Brasil necesita paz».

La polémica arreciaba en las redes sociales, con el hashtag #Suzano encabezando los trending topic de Twitter en Brasil.