El coronavirus se extiende por América Latina como por el resto del mundo, pero en América Latina se va expandiendo lentamente en algunos países y con mayor virulencia en otros, dejando un saldo de casi cuatro mil fallecidos hasta la fecha.

Según datos oficiales, Perú registró ya 12.491 personas contagiadas, con 6.120 dados de alta y 274 fallecidos; Chile cuenta ya con 9.252 casos positivos, 3.621 curados y 116 muertos; Ecuador, tras actualizar sus casos la cifra se disparó esta semana, ahora son 8.450 contagiados, 922 curados y 421 fallecidos; en Bolivia son 465 contagiados, 26 curados y 31 fallecidos y en Cuba ya son 923 las personas que han dado positivo, 192 curados y 31 muertos.

En medio del grave avance de la pandemia, la disputa política está acaparando el protagonismo en América, sobre todo en Estados Unidos y Brasil, países a la cabeza en contagios por Covid-19 y en polémicas partidistas.

En todo el continente americano, los positivos por el coronavirus SARS-CoV-2 ya suman 805.490, según datos de la Universidad Johns Hopkins, y las muertes superan los 38.000 fallecidos, siendo Estados Unidos el territorio más afectado.

En Ecuador contenedores con capacidad para almacenar 200 cadáveres al día se instalaron en el Parque Bicentenario, en el norte de Quito, como medida para paliar los efectos del Covid- 19, mientras que, en Chile, el presidente, Sebastián Piñera, afirmó este viernes que prepara una reapertura gradual de las actividades económicas, paralizadas desde hace 45 días.

En Perú, uno de los pocos anuncios hechos durante la jornada fue un decreto que facilita la contratación de personal para las unidades de cuidados intensivos, hospitalización y equipos de diagnóstico y seguimiento de pacientes en el país.

Por su parte en Cuba, el desabastecimiento de productos básicos no es algo nuevo, pero la intensificación del embargo de Estados Unidos en los pasados meses, la crisis de su aliada Venezuela y ahora la del coronavirus han agravado la escasez y provocado que los habituales tumultos a las puertas de los establecimientos crezcan, en lugar de reducirse, en un momento en el que se exige limitar al máximo las interacciones sociales.