El gobierno de Colombia informó que unos 2.000 efectivos militares y policiales se sumaron a las tropas que intentaban levantar el “paro armado” dispuesto por el Cartel del Golfo, que mantenía inactiva a buena parte del norte del país.

La inédita medida que paralizó a decenas de municipios mediante amenazas y quema de vehículos, fue dispuesta como represalia a la reciente extradición a Estados Unidos del líder de esa organización criminal, Dairo Úsuga, alias Otoniel.

“Ingresan casi 2.000 hombres adicionales de nuestra Policía y Ejército para reforzar las vías, sobre todo la protección, para que se siga reactivando progresivamente el comercio”, afirmó a periodistas el ministro de Defensa, Diego Molano.

La ofensiva contra el Clan del Golfo involucra en total a unos 52.000 militares y policías en la zona de influencia de esa organización que, según estimaciones oficiales, mueve entre 30% y 60% de la cocaína que se produce en Colombia.

El “paro armado” fue anunciado por el Clan del Golfo el jueves pasado, un día después de que Otoniel fuera enviado en extradición a Estados Unidos desde Colombia, donde permanecía detenido desde octubre pasado.

Desde ese día, el grupo criminal realizó acciones violentas en cerca de 90 municipios de nueve de los 32 departamentos colombianos, afectando principalmente el comercio y el transporte a través de amenazas de muerte y la incineración de más de 160 vehículos. Hasta esta tarde no había un reporte oficial de eventuales víctimas ni detenciones por esos hechos.

Mientras tanto, el mismo jueves, Otoniel compareció ante una jueza federal en Nueva York, donde se declaró inocente de los cargos de empresa criminal continuada y conspiración para fabricar y distribuir cocaína.

La banda, que según estimaciones independientes llegó a tener cerca de 4.000 miembros antes de enfrentar la ofensiva militar, anunció que extendería el “para armado” hasta el martes.

Ante esa medida, el gobierno desplegó tropar para procurar la seguridad de los transportistas y ofreció recompensas que conduzcan a detener a dos lugartenientes de Otoniel, conocidos por los alias Siopas y Chiquito Malo.

Molano afirmó que tras la captura de Otoniel, en octubre, el Clan del Golfo se dividió en dos facciones, una al mando de Siopas y la otra, dirigida por Chiquito Malo.