El Papa Francisco canonizó hoy en la Plaza San Pedro a dos monjas palestinas del siglo XIX, un día después de desearle al presidente del Estado palestino, Mahmud Abbas, que «sea un ángel de la paz».

El Santo Padre convirtió en santas a la fundadora de las Hermanas del Más Sagrado Rosario de Jerusalén, Marie Alphonsine Ghattas, y a la fundadora de un convento carmelita en la ciudad cisjordana de Belén, Mariam Bawardy, que vivieron en lo que entonces era territorio palestino bajo mandato otomano, y que forman parte del grupo de cuatro religiosos que fueron proclamados santos.

«La hermana Bawardy, aunque humilde y analfabeta, sabía cómo dar consejos y explicaciones teológicas con gran claridad, fruto del diálogo continuo con el Espíritu Santo. La docilidad al Espíritu Santo la ha hecho instrumento de encuentro y comunión con el mundo musulmán», aseveró el Sumo Pontífice durante la lectura de este domingo ante una Plaza San Pedro llena de fieles.

En una ceremonia de casi dos horas que contó con la presencia de Abbas entre los principales invitados, el Papa calificó a Ghattas como «un ejemplo de la mansedumbre y de la unidad, al entender la importancia de hacernos responsables de los demás y vivir al servicio de ellos».

En su homilía, Francisco invitó a «permanecer en Cristo» para dar frutos de santidad, «siguiendo las huellas de estas cuatro mujeres modelos de santidad, que la Iglesia nos invita a imitar».

Ayer, Francisco había deseado al presidente palestino que se convirtiera en un «ángel de la paz», tras la audiencia privada de 20 minutos que mantuvieron en el Vaticano y como corolario de una semana en la que la Santa Sede reconoció por primera vez al Estado Palestino en un documento oficial.

Además de las dos santas palestinas, Francisco canonizó también a Jeanne Emilie de Villeneuve, de Francia, y a María Cristina de la Inmaculada Concepción, Giovanna Emilia De Villeneuve y a Maria Cristina dell’Immacolata Concezione Brando, de Italia.