El Parlamento británico rechazó este martes el acuerdo del Brexit propuesto por la primera ministra Theresa May para que el país salga de la Unión Europea con una votación de 202 a favor y 432 en contra. Es la peor derrota para un gobierno británico desde la década de 1920

El líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, presentó una moción de confianza que se votará este mismo miércoles.

Por su parte, May prometió elaborar un buen acuerdo alternativo antes del 29 de marzo, la fecha en que por ley debe concretarse el Brexit.

«El Parlamento no ha dado una clara señal de qué es lo que apoya, y la claridad sobre esto se necesita lo antes posible porque cada día que pasa sin una solución significa más incertidumbre, amargura y rencor para Reino Unido», declaró la primera ministra.

En cuanto a la moción de confianza, May dijo que habrá tiempo en la agenda del miércoles para celebrar el debate.

 

El punto del documento que causó más rechazo entre los legisladores es la salvaguarda irlandesa, por la que Irlanda del Norte (que junto a Escocia e Inglaterra conforman Reino Unido) hubiera quedado sometida a algunas normas de la UE si, después del periodo de transición, Londres y Bruselas no llegaban a firmar un acuerdo comercial.

Muchos parlamentarios querían una garantía de la UE de que esta cláusula, en caso de activarse, iba a ser temporal. Pero Bruselas se negó a modificar el documento y, a cambio, ofreció cartas de sus líderes que, para los legisladores británicos, no fueron suficientes.

La alternativa de un Brexit duro (sin acuerdo) es la peor vista por la mayoría de parlamentarios y por la propia May. Este causaría graves alteraciones negativas en la economía británica.

Según se pudo ver en votaciones recientes, al menos 20 parlamentarios del Partido Conservador (el de Theresa May) estarían dispuestos a apoyar a la oposición para evitar que el Brexit se realice sin un pacto con la UE, según estimaciones del diario estadounidense The Washington Post.

Pero la forma de funcionar del legislativo dificulta que los parlamentarios tomen el control del proceso sin llegar a un acuerdo con el Ejecutivo, así que lo que este determine tendrá un peso decisivo.

Theresa May ha insistido en los últimos días en la importancia de hacer cumplir la voluntad de los votantes que participaron en el referéndum, pero también ha dicho que, en caso de que su plan fuera rechazado, el Brexit está en riesgo.