El presidente afgano, Ashraf Ghani, llegó este miércoles a Mazar-i-Sharif, la gran ciudad del norte del país asiático, que está en el punto de mira de los talibanes, en un intento por coordinar una respuesta que frene el avance de los insurgentes que ya controlan nueve de las 34 capitales provinciales.

Ghani, busca evaluar la situación de seguridad en el norte, tras la asombrosa velocidad de la ofensiva que plantea interrogantes sobre cuánto tiempo el gobierno afgano podrá mantener el control del resto del territorio.

El mandatario se reunió con Mohammad Atta Noor, ex gobernador de la provincia de Balj, cuya capital es Mazar-i-Sharif, un hombre con mucho poder en el norte del país, que prometió resistir «hasta la última gota de sangre», y con Abdul Rachid Dostom, que fue su vicepresidente hasta hace pocos meses.

La charla giró en torno a la «coordinación, dotación de equipos y movilización de las fuerzas de resistencia», dijo en Twitter Latif Mahmood, portavoz de la presidencia.

Los múltiples frentes de batalla agotan las capacidades de las fuerzas especiales del gobierno, mientras las tropas regulares a menudo huyen del campo de batalla, mientras la violencia empujado a miles de civiles a buscar seguridad en la capital. informa Tolo News.

Durante la madrugada, los talibanes se apoderaron de la ciudad de Faizabad, capital de la provincia nororiental de Badajshán, en la que nunca habían podido entrar durante su ascenso al poder en los años 1990.

Con esta conquista, los insurgentes ya controlan más de un cuarto de las capitales provinciales (dos tercios de la nación territorialmente), que fueron cayendo en sus manos como las piezas de un dominó en medio del arrollador avance.

Siete de las nueve capitales conquistadas se encuentran en el norte del país, en un zona que siempre se había resistido a su dominio.

«Las fuerzas de seguridad abandonaron Faizabad y se retiraron a los distritos vecinos. Los talibanes tomaron la ciudad. Los dos bandos han sufrido importantes pérdidas», declaró Zabihullah Attiq, diputado de la provincia de Badajshán, citado por la agencia de noticias AFP.

Faizabad siguió a Farah, en el oeste, y a Pul-e Khumri, en el norte, que cayeron en manos de los insurgentes este martes.

Desde el viernes, los talibanes encadenaron las conquistas: la suroriental Zaranj, la nortina Sheberghany, la gran ciudad nororiental de Kunduz, así como otras tres ciudades septentrionales, Taloqan, Sar-e-Pul y Aibak.

En Kunduz, varios «centenares» de miembros de las fuerzas de seguridad afganas que se habían atrincherado cerca del aeropuerto tras la caída de la ciudad en manos de los talibanes el fin de semana, se rindieron ante los insurgentes.

«Los talibanes nos rodeaban, nos disparaban obuses. No había modo de responder», dijo un soldado.

La situación en el norte del país es crítica y las fuerzas de seguridad afganas se muestran cada vez más desmoralizadas.

La violencia llevó a decenas de miles de personas a huir por miedo a las atrocidades cometidas por los talibanes en los lugares que caen en sus manos.

Unas 359.000 personas fueron desplazadas en el país por los combates desde inicios de año, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

Los talibanes lanzaron esta ofensiva en mayo, al inicio de la retirada final de las fuerzas estadounidenses, pero su avance se aceleró.

La salida de las tropas extranjeras de Afganistán concluirá en torno al 31 de agosto, veinte años después de la intervención a raíz de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.