En un contexto de frustración por el Brexit, el gubernamental Partido Conservador británico teme un grave revés en las elecciones locales que se celebran este jueves, incluso en Windsor, el bastión de la primera ministra Theresa May cerca de Londres.
Estos comicios, cuyo resultado no deberían conocerse hasta el viernes, tienen lugar poco más de un mes después de la fecha en que Reino Unido debía inicialmente abandonar la Unión Europea, el 29 de marzo de 2019.
Pero el firme rechazo del Parlamento británico al acuerdo de divorcio firmado por May con sus 27 socios europeos en noviembre obligó a la primera ministra a pedir dos prórrogas a la UE, que prolongó la segunda hasta el 31 de octubre.
Fatales para la imagen y la legitimidad de la jefa de gobierno conservadora, estos aplazamientos podrían costarle caro en las urnas.
«Hay que prepararse para que los electores castiguen al Partido Conservador (…) por su incapacidad para cumplir a tiempo con el Brexit», escribía el diario The Independent.
A la sombra del castillo de Windsor, en la circunscripción electoral de Theresa May, un elector, Mike Chamberlain, ingeniero jubilado de 72 años, afirmaba el jueves: «siempre voté a los conservadores pero se ha acabado».
«Nos han traicionado a todos con el Brexit. Votamos por salir (de la UE) y hacen de todo menos sacarnos», agregaba.
Como si estuviesen resignados por adelantado a este revés anunciado, los tories hicieron en los últimos días una campaña a desgana, señalaba el semanario conservador The Spectator, considerando que el partido de May dio «una clase magistral sobre el arte de perder elecciones locales».
La votación tiene lugar, además, un día después de la estrepitosa destitución del ministro de Defensa, Gavin Williamson, por su implicación en la filtración a la prensa de la decisión británica de autorizar la participación del grupo chino Huawei en el desarrollo de su red de telecomunicaciones 5G, lo que una vez más dio la imagen de un gobierno totalmente descontrolado.