Por Bassem ABOUALABASS.

Las familias de las victimas de un atentando yihadista contra cristianos coptos en Egipto enterraron este sábado a sus muertos en un clima de tensión e indignación en la provincia de Minya, bajo estrechas medidas de seguridad.

Siete personas murieron el viernes en este atentado reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico (EI) contra un autobús que transportaba cristianos coptos, casi un año después de su último ataque contra miembros de esta comunidad.

Las víctimas se encontraban a bordo de un autobús que transitaba por la provincia de Minya, a unos 200 km al sur de El Cairo, donde efectuaban una peregrinación al monasterio de San Samuel.

Este sábado, cientos de personas se reunieron dentro y fuera de la iglesia del Príncipe Tadros de Minya para unos funerales vigilados muy de cerca por policías, constató un periodista de la AFP.

«No olvidaremos las promesas de los responsables, incluidas aquellas del presidente de la República, de castigar severamente a los criminales», dijo el obispo de Minya, Makarios, en la iglesia de la comunidad copta, que es blanco de atentados yihadistas en Egipto, donde la gran mayoría de la población (90%) es musulmana.

Los ataúdes de seis de las siete víctimas fueron trasladados al cementerio de Minya, a unos 250 km al sur de El Cairo. La séptima víctima, de confesión evangélica, fue enterrada en la noche.

El grupo EI reivindicó este atentado a través de su órgano de propaganda, Amaq.

«Los autores de la emboscada que se les tendió a los visitantes [cristianos] en la ruta al monasterio de San Samuel en Minya son combatientes del Estado Islámico», indicó Amaq en un comunicado publicado en el servicio de mensajería Telegram.

Desde el viernes de noche, un importante dispositivo de seguridad impedía el acceso al lugar del ataque, en pleno desierto, según pudieron constatar periodistas de la AFP.

Los coptos representan la comunidad cristiana más antigua de Oriente Medio y la más numerosa, con alrededor del 10% de los 100 millones de egipcios.