El papa Francisco afirmó hoy que «las fracturas se recompusieron siempre», al dirigir un mensaje a los obispos reunidos en la Catedral Metropolitana de México, a quien les planteó «no dormirse en los laureles» y que el narcotráfico «no nos consiente a refugiarnos» en meras condenas testimoniales.

«Conozco la larga y dolorosa historia que han atravesado no sin violencia e incomprensión», dijo Francisco dirigiéndose al pueblo mexicano.

El papa se refirió a tres realidades que «confluyen en la historia mexicana: la antigua y rica sensibilidad de los pueblos indígenas; el cristianismo arraigado en el alma de los mexicanos; y la modernidad europea» que ha tratado de elevar a México.

«Las fracturas se recompusieron siempre» -balanceó-, apelando a la «necesidad del regazo de la fe cristiana, capaz de reconciliar el pasado con el futuro sin renunciar a la propia identidad».

En el mensaje que difundió la cadena venezolana Telesur, el Papa agradeció la recepción en la casa de la «virgen de Guadalupe y de este pueblo» que en ella ha aprendido a manifestarse.
Francisco condenó el «materialismo trivial» y convocó a los mexicanos a que «no confíen en los carros y los caballos de los faraones actuales».

«El mundo se ha vuelto muy complejo», en el que hay una «concepción de vida vacilante y errabunda», definió.

«Las fronteras se han vuelo permeables a un mundo que ya no puede sobrevivir a la vulnerabilidad de los otros», reflexionó.

Francisco convocó a no subestimar el «desafío moral y cívico» que presenta para la juventud el narcotráfico.

«No nos consiente a refugiarnos en condenas» formales, sino que debemos «entretejer esa delicada red humana, comenzando por las familias de los territorios desolados de nuestra ciudad», propuso.

El papa afirmó que «México tiene necesidad de sus raíces ameridias; los indígenas de México aún esperan que se les reconozca la riqueza de su contribución, que convierte a México en una nación única».

Refiriéndose al ‘modo mexicano de habitar el mundo’, Francisco rogó «no dar viejas respuestas a las nuevas demandas».

«Nuestro pasado es un pozo de riquezas en donde excavar. ¡Ay de ustedes si se duermen en los laureles! Es necesario reivindicar la herencia recibida y lanzar una mirada amplia sobre el campo del Señor: los invito a cansarse sin miedo en la tarea de evangelizar», enfatizó en una demanda a los obispos reunidos.

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