El papa Francisco salió del Vaticano y lavó este Jueves Santo los pies de 12 presos de la cárcel romana de Rebibbia, según una tradición que instauró cuando llevaba adelante su misión pastoral en Buenos Aires.

El acto simbólico, según Francisco, «tiene el mismo significado de la Eucaristía con una perspectiva diferente. Jesús – como un siervo – lava los pies a Simón Pedro y a los otros once discípulos. Con este gesto profético expresa el sentido de su vida y su pasión, como servicio a Dios y a los demás».

Esta vez fueron seis hombres y seis mujeres los elegidos para recibir la ofrenda, tras la cual el Sumo Pontífice dijo: «Gracias por tanto, me siento feliz de estar aquí».