La jornada de votación en el referéndum irlandés sobre el aborto transcurre hoy en un ambiente de normalidad y con una participación del electorado «enérgica» y «animada», según informaron los responsables de los centros electorales.

Al mediodía ya se superaba en casi todos los locales de votación la afluencia registrada a la misma hora en la consulta celebrada en este país en mayo de 2015 para legalizar el matrimonio entre homosexuales, informaron autoridades electorales en los centros de votación citadas por la agencia de noticias EFE.

Los partidarios y detractores de suavizar la actual ley del aborto en Irlanda, país de fuerte influencia católica y que posee una de las normativas más restrictivas de Europa en este tema, consideran que la alta participación será la que decida el resultado final.

La mayoría de las encuestas conceden ventaja al ‘Sí’ a derogar la actual enmienda (conocida como la octava, aprobada en 1983) de la Carta Magna que garantiza el derecho a la vida del «no nacido» y de la de la madre.

Sin embargo, el ‘No’ al aborto redujo la diferencia en las últimas semanas y todavía quedan bastantes indecisos. El resultado final es incierto.

Desde las 6 de mañana (2 de la madrugada de Argentina) y hasta 22 (18 de Argentina), algo más de tres millones de personas pueden acudir hoy a las urnas para participar en una consulta convocada por el gobierno del partido Fine Gael, en el poder desde 2011.

El primer ministro, el democristiano Leo Varadkar, fue uno de los primeros políticos en depositar su voto en la urna, seguido de cerca por un gran número de medios de comunicación nacionales e internacionales, ante el gran interés que ha generado la posibilidad de que este país se sume a las naciones europeas que ya despenalizaron el aborto.

Varadkar dijo estar «cautelosamente confiado» en que el ‘Sí’ ganará, pero recordó que no «debe darse por hecho» y animó a la ciudadanía a seguir yendo a votar en masa.

«Una participación alta sería ventajoso para la campaña del ‘Sí’.Por suerte, el día soleado que tenemos hoy en Irlanda ayudará», dijo el primer ministro, de 39 años, homosexual y médico de profesión.

Desde la vereda de enfrente, el dirigente del Sinn Féin Peadar Toibin -tercera fuerza nacional- volvió a asegurar que la futura ley abrirá la puerta a los «abortos a la carta».

Los grupos provida y la Iglesia católica, aún influyente a pesar de los escándalos de abusos sexuales a menores, rechazan cualquier cambio porque creen que la despenalización dará paso a la terminación de embarazos de «no nacidos» con malformaciones físicas o psíquicas.

La legislación actual sólo permite abortar si está en peligro la vida de la madre como en el caso de suicidio, pero no contempla el incesto, la violación o malformaciones del feto, mucho menos la decisión de las mujeres.

La ley es tan restrictiva en Irlanda que en 2017 sólo se practicaron 25 abortos, aunque cifras extraoficiales estiman que muchas más lo hacen en la clandestinidad, pese a que la pena establecida es de hasta 14 años de prisión para las mujeres y los profesionales involucrados.

Las restricciones obligan a muchas a abortar en otros países y en un estado avanzado de gestación. Según el Ministerio de Salud del Reino Unido, por día nueve mujeres registradas van a ese país a abortar, lo que significa más de 3.200 por año.

Si desaparece la llamada octava enmienda, el gobierno redactará una nueva legislación que podría permitir el aborto en Irlanda en todas las circunstancias durante las primeras 12 semanas de embarazo y, en casos excepcionales, hasta las 24 semanas.