En Islandia, la policía declaró estado de emergencia la noche de este sábado último, cuando una nueva fisura volcánica en la península de Reykjanes comenzó a arrojar lava erupción.

Según el Servicio Meteorológico, se abrió una fisura de tres kilómetros de largo entre las montañas Stóra-Skógfell y Hagafell. Esto fue precedido por una serie de unos 80 terremotos más pequeños.

Durante semanas, el servicio meteorológico advirtió que el magma -roca medio fundida- se estaba acumulando bajo tierra, lo que hacía probable una erupción.

Mientras que el geofísico Magnús Tumi Guðmundsson expresó que la última erupción fue la más fuerte hasta el momento. «Se esperaba un nuevo movimiento desde hace semanas», agregó.

Según informó la emisora radial local, cuando comenzó la erupción, varios cientos de personas tuvieron que abandonar los baños termales de la Laguna Azul, una de las atracciones turísticas más populares de Islandia.

En tanto, el tráfico aéreo en el cercano aeropuerto de Keflavik pudo continuar sin problemas aparentes.

El lugar de la erupción se encuentra a pocos kilómetros al noreste de Grindavik, una ciudad costera de 3.800 habitantes a unos 50 kilómetros al suroeste de la capital de Islandia, Reikiavik.

Cabe recordar que Grindavik fue evacuada en noviembre, cuando el sistema volcánico de Svartsengi despertó después de casi 800 años de una serie de terremotos que abrieron grandes grietas en el suelo al norte de la ciudad. Algunos residentes que habían regresado a sus hogares se vieron obligados a salir de nuevo el sábado.

El volcán finalmente entró en erupción en diciembre, enero y febrero respectivamente, reforzados después de la primera erupción, detuvieron parte del río, pero varios edificios fueron tragados por la lava.

No se han reportado muertes en ninguna de las erupciones recientes, pero un trabajador está desaparecido después de caer en una fisura abierta por el volcán.