Kosovo cerró este miércoles su principal paso fronterizo con Serbia en una de las peores crisis de la región en los últimos años, con el ejército serbio en «alerta máxima», bloqueos de rutas y un intercambio de disparos aún no aclarado en el norte del territorio kosovar, de mayoría serbia.

«Este bloqueo ilegal impide la libre circulación de personas y mercancías, por lo que invitamos a nuestros ciudadanos y compatriotas a circular por los demás pasos fronterizos», declaró la policía en un comunicado.

La tensión está en ascenso desde noviembre, cuando Kosovo destituyó al director de la Policía de la zona norte por su rechazo a la orden de reemplazar las patentes expedidas por Serbia por otras locales.

Eso generó una ola de renuncias de policías, jueces y políticos en cuatro municipios de mayoría serbia.

Kosovo convocó elecciones para el 18 de diciembre en esos municipios, pero el 10 de diciembre, ante el levantamiento de cientos de serbokosovares que cortaron las rutas y pasos fronterizos, y la renuncia de los partidos serbios a participar en la vida política, la presidenta, Vjosa Osmani, anunció la postergación de los comicios hasta abril de 2023.

A la tensión en las fronteras se sumaron esta semana unos disparos con armas de fuego que no causaron heridos ni daños en el norte de Kosovo, junto con el anuncio serbio de poner en alerta máxima a sus fuerzas armadas.

Estados Unidos y la Unión Europea pidieron este miércoles a Kosovo y a Serbia una desescalada «inmediata» de las tensiones en su región fronteriza.

«Hacemos un llamado a todos para que ejerzan la máxima moderación, tomen medidas inmediatas para reducir incondicionalmente la situación», dijeron en un comunicado conjunto, luego de que Kosovo cerrara su mayor cruce fronterizo con su vecino del norte.

También instaron a ambas partes a «abstenerse de cualquier provocación, amenaza o intimidación».

Rusia, por su parte, expresó más temprano su apoyo a Serbia.

«Tenemos unas relaciones de aliados muy estrechas, históricas y espirituales con Serbia», declaró a la prensa el vocero del Kremlin, Dmitri Peskov y agregó que el Kremlin apoya «a Belgrado en las acciones que emprenda».

Serbia no reconoce la independencia que declaró en 2008 su antigua provincia, poblada por una gran mayoría de albaneses, y anima a los 120.000 serbios de Kosovo a desafiar a las autoridades locales, en un momento en que Pristina quiere establecer su soberanía sobre todo el territorio.

El ministro de Defensa serbio, Milos Vucevic, declaró este miércoles que el bloqueo de rutas es un medio de protesta «democrático y pacífico» y que su Gobierno mantiene abierta su línea de comunicación con los diplomáticos occidentales para resolver la crisis.

Kosovo también pidió a las fuerzas de mantenimiento de la paz de la OTAN (KFOR) que disuelvan las barricadas.