Los líderes de la Unión Europea reunidos en Bruselas tendieron la mano este viernes a la primera ministra británica, Theresa May, bajo presión en el Reino Unido, autorizando a nivel interno la preparación de la futura relación con los británicos tras el Brexit.

«Visto bueno de los líderes para preparaciones internas a 27 sobre la segunda fase» de las negociaciones de retirada de Reino Unido y la UE, tuiteó el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, en el segundo día de cumbre en la capital belga.

La primera ministra británica presiona para abrir rápidamente esta segunda fase, que abordaría un eventual período de transición de dos años tras la salida efectiva de Reino Unido prevista a fines de 2019, así como un acuerdo de libre comercio a ambos lados del Canal de la Mancha.

Pero sus 27 socios supeditan esa decisión a alcanzar «progresos suficientes» en las actuales prioridades del divorcio: la factura a pagar por Londres por su partida, la situación de los derechos de los ciudadanos europeos en Reino Unido tras el Brexit y la cuestión de Irlanda del Norte.

Aunque el objetivo inicial era autorizar ese paso en octubre, los mandatarios europeos acordaron que se pronunciarán al respecto en su cumbre prevista en diciembre, si bien tendieron la mano a Reino Unido autorizando «discusiones preparatorias internas» entre los 27 para preparar la futura relación.

Esto permitirá «ganar tiempo», aseguró una fuente europea, para quien «la idea es que los dirigentes estén listos para decidir en diciembre un mandato de negociaciones [para una segunda fase], si se constatan progresos suficientes» en las prioridades actuales.

Factura y futura relación

Tras cinco rondas y cuatro meses de negociaciones, estas se encuentran trabadas por los desacuerdos entre Londres y los 27 en la cuestión financiera y en el papel del Tribunal de Justicia de la UE como instancia encargada de resolver diferendos sobre los derechos de los ciudadanos, algo que Londres rechaza.

Los 27 quieren que el alto tribunal europeo sea el encargado de resolver los diferendos sobre los derechos de los ciudadanos europeos en Reino Unido tras el Brexit, algo que rechaza de plano Londres.

Respecto a la cuestión financiera, los europeos exigen avanzar en el cálculo de la factura antes de negociar la futura relación, pero May dejó claro que solo aceptaría un acuerdo financiero una vez que se acuerden los detalles de su relación futura con la UE.

«El acuerdo completo y definitivo formará parte del acuerdo final que alcanzaremos sobre la futura relación», declaró este viernes la dirigente conservadora, tras dejar a sus socios europeos debatir solos el Brexit.

Fuentes europeas estiman que este divorcio le costaría a los británicos entre 60.000 y 100.000 millones de euros. Pero May se comprometió a mantener la contribución de su país en el actual presupuesto europeo vigente hasta 2020, esto es unos 20.000 millones de euros.

Paso a paso

La víspera, durante una cena de trabajo, la jefa del gobierno británico, debilitada en el seno de su Partido Conservador, instó a sus socios de la UE a alcanzar un acuerdo de divorcio que pueda «defender» ante los ciudadanos de su país, donde se impuso el Brexit en un referéndum en junio de 2016.

La influyente canciller alemana, Angela Merkel, ya expresó la víspera su confianza en lograr un acuerdo, tras escuchar la intervención de la primera ministra británica durante la cena. «Al contrario de lo que a veces escribe la prensa británica, el proceso avanza paso a paso», comentó la alemana.

«Creo que fue un discurso bastante constructivo que pronunció de una manera muy elocuente», indicó el primer ministro maltés, Joseph Muscat, mientras que su par austríaco, Christian Kern, reiteró que corresponde a Londres presentar «una buena base» para los progresos.

El primer ministro holandés, Mark Rutte, dijo tras la cena que May «defendió bien su caso», si bien precisó que «las cosas tienen que ser más concretas en las semanas previas a diciembre».

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