Por primera vez en nueve años, los libaneses votarán mañana en unas elecciones parlamentarias enmarcadas en una extensa crisis económica e influidas por la guerra en la vecina Siria y la lucha de poder entre las potencias regionales Arabia Saudita e Irán.
Los comicios, a los que están convocados unos 3,7 millones de votantes, se llevarán a cabo bajo una nueva ley electoral aprobada en junio de 2017, y habían sido postergados varias veces, debido a
las continuas crisis políticas, por el propio Parlamento cuyo mandato expiró en 2013.
Los analistas no auguran grandes sorpresas en torno a los que seguirán siendo los principales actores políticos del país, a saber, el primer ministro Saad Hariri que lidera el mayor partido sunnita, Futuro; el presidente Michel Aoun del cristiano Movimiento Patriótico Libre; los drusos representados por el pragmático Walid Jumblatt; el Movimiento Amal del Jefe del Parlamento Nabih Berri y la indiscutible omnipresencia de la milicia chiita Hezbollah.
El poder se lo disputarán básicamente Hariri, un estrecho aliado de Occidente y del reino sunnita de Arabia Saudita, y Hezbollah, que cuenta con el apoyo de Irán.
El país, de un poco más de 6 millones de habitantes, posee un complejo sistema electoral diseñado para mantener la paz civil entre sunnitas, chiítas, cristianos y drusos, enfrentados en numerosas ocasiones desde la independencia, en 1943.
Los libaneses esperan que estos comicios cierren una convulsionada etapa iniciada tras el magnicidio del ex primer ministro Rafic Hariri (padre del actual) en 2005, la retirada de las tropas sirias tras tres décadas en el país y la escisión definitiva del espectro político en los bloques enfrentados con Bashar Al Assad como eje divisorio: la facción aliada chita y la detractora sunnita.
Una ley electoral aprobada en junio de 2017 establece un sistema proporcional en lugar del mayoritario, que estaba en vigor desde 1960.
Los 128 escaños actuales del Parlamento seguirán siendo mitad cristianos y mitad musulmanes. Por ley, el presidente debe ser cristiano maronita; el primer ministro, musulmán sunnita, y el vocero del Parlamento, musulmán chiita.
En el pasado, el partido que ganaba la mayoría de los votos en un distrito se llevaba todos los escaños parlamentarios correspondientes.
El nuevo sistema electoral se introdujo para favorecer también a los partidos pequeños.
Sin embargo, los analistas políticos locales vaticinan que pese a la nueva normativa electoral, la mayoría de los diputados pertenecientes a los principales bloques políticos serán reelegidos y que solo pocas nuevas caras sean capaces de conquistar escaños.
«Muchos continuarán votando por los partidos políticos tradicionales», asegura el analista político Amin Qamouriyeh, citado por la agencia DPA.
«Pocos probablemente voten por la llamada sociedad civil emergente», agregó, en alusión a los candidatos independientes el experto, para quien otra porción de votantes «que abandonó la esperanza de un cambio», optará por boicotear las elecciones «y disfrutar de un día libre».
A los comicios, por otra parte, concurren bastante más mujeres que en años pasados: 111 de los 583 candidatos son mujeres. Actualmente solo hay 4 diputadas en el Parlamento.
Se prevé que los primeros resultados oficiales de estos comicios que tendrán 42 partidos registrados, 69 alianzas electorales y 15 distritos, se den a conocer recién el lunes.
En un ambiente expectante, las calles de la capital libanesa, Beirut, estaban hoy repletas de carteles electorales con diferentes candidatos, y con el Ejército desplegado ya en varias zonas cercanas a los colegios electorales.
El plan de seguridad está coordinado con la Policía, informó la Agencia Nacional de Noticias (ANN), y el jefe del Ejército, el general Joseph Aoun, reveló que se desplegarán cerca de 30.000 militares en todo el país.