El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ofreció al magisterio redactar conjuntamente las leyes reglamentarias de la nueva reforma educativa, tras reunirse este lunes con dirigentes de maestros disidentes.

En una carta a la disidente Coordinación Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), López Obrador expresó su convicción de que la reforma educativa aprobada el 15 de mayo en el Congreso representa la superación de la que se aprobó en el gobierno anterior.

El presidente mexicano aseguró que respeta los desacuerdos que la CNTE expuso sobre la nueva reforma educativa y les propuso instalar una mesa de trabajo en la que esté el gobierno y todos los sectores del magisterio para resolver las diferencias.

En esta mesa se redactarán «de manera conjunta las leyes reglamentarias de la nueva reforma constitucional», indicó el presidente mexicano en el documento.

Esta redacción debe cumplir con varios lineamientos como un censo previo con verificación de «todos los maestros que trabajan» en diversos regímenes y modalidades en el sistema de enseñanza pública, según las normas de la Ley federal de Trabajadores al servicio del estado, informó la agencia de noticias EFE.

También poner en marcha un proceso gradual para hacer federales todas las plazas de maestros, elaborar un modelo de homologación de salarios, definir la demanda futura de maestros y el número de alumnos para cada escuela normal (donde se preparan los docentes) para a partir de la misma otorgar plaza a todos los egresados.

El Presidente propuso además que en esta mesa de trabajo se decida un sistema de mejoras en las cuales las promociones y los ascensos se hagan con base en la antigüedad (en 40%), experiencia y tiempo de trabajo en zonas marginales (40%) y reconocimiento de buen desempeño (20%).

Un sistema de mejoras y mantenimiento de las escuelas debe ser considerado para asignar presupuesto para materiales de construcción, educativos y consumibles y además reiteró su respeto por la vida interna de las organizaciones sindicales.

La reforma impulsada por Enrique Peña Nieto en 2013 tuvo la oposición de los sindicatos de maestros, de la CNTE, y del propio López Obrador, que la consideraron una reforma laboral encubierta porque suprimía privilegios sindicales y establecía las evaluaciones.

Al asumir la presidencia el 1 de diciembre de 2018, López Obrador anunció la cancelación de esa reforma pero la CNTE lo acusó de querer maquillar la reforma de Peña Nieto en lugar de cancelarla por completo.