El gobierno francés intentó poner paños fríos este viernes a una nueva disputa con Italia sobre el tema migratorio, desencadenada tras las declaraciones del ministro del Interior galo en las que culpó las autoridades italianas por la gran afluencia de personas, pero desde Roma exigieron disculpas por «el insulto vulgar de un país amigo».

«No ha habido ninguna voluntad por parte del ministro del Interior de condenar a Italia al ostracismo», aseguró el portavoz del gobierno francés, Olivier Véran, a la cadena Cnews.

«Seguimos trabajando con los italianos», añadió en declaraciones citadas por la agencia de noticias AFP.

El jueves, el ministro del Interior, Gérald Darmanin, afirmó en una entrevista radiofónica que «la señora Giorgia Meloni, jefa de un Gobierno de extrema derecha (..) es incapaz de solucionar los problemas vinculados con la migración», culpando a Italia de la gran afluencia de migrantes hacia Francia, y en particular de menores.

Sus palabras, destacadas enseguida entre los titulares de la prensa italiana, indignaron el mismo jueves al ministro de Exteriores de Italia, Antonio Tajani, que este viernes volvió a hablar sobre el tema al considerar las declaraciones como una «puñalada en la espalda».

«No hay nada que pueda ya no digo justificar, sino al menos explicar este ataque. Es un insulto gratuito y vulgar a un país amigo, aliado, cuyos líderes institucionales están en perfecta sintonía», subrayó el canciller italiano en una entrevista a Il Corriere della Sera en la que insistió en que los problemas se deben resolver «alrededor de una mesa», y no en un set de TV.

No es la primera vez que el gobierno francés, liderado por el presidente Emmanuel Macron, choca con Italia por el tema migratorio.

En noviembre, Meloni se negó a desembarcar los 230 migrantes rescatados por el barco Ocean Viking, de bandera francesa, lo que generó el primer choque entre ambos países.

París decidió finalmente recibir al barco humanitario, pero denunció el comportamiento «inaceptable» de Roma y suspendió la reubicación de 3.500 migrantes desde Italia.

Meloni, a su vez, tachó la reacción francesa de «agresiva» e «injustificada».

Desde entonces, las relaciones entre ambos países habían mejorado. Macron incluso se reunió con su homóloga italiana en marzo en Bruselas.

Pero el tema migratorio sigue siendo un tema que enciende la agenda del Ejecutivo de Meloni, también titular del partido Hermanos de Italia, que prometió poner fin a los desembarcos de buques pertenecientes a oenegés a su territorio.

El alto representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, se mostró este viernes «seguro» de que Italia y Francia «superarán sus dificultades».

«Mi objetivo es que todos los países europeos trabajen juntos y afronten sus problemas con la máxima unidad. Así que estoy seguro de que las dificultades se superarán», dijo el líder de la diplomacia del bloque en declaraciones a los periodistas tras su intervención en el foro «Estado de la Unión» celebrado este viernes en Florencia.