El gobernador talibán de la provincia de Balj, en el norte de Afganistán, murió este jueves en sus oficinas en un atentado suicida, informaron fuentes policiales.

«Dos personas, entre ellas Mohammad Dawood Muzammil, gobernador de Balj, murieron en una explosión esta mañana”, declaró Asif Waziri, vocero de la policía de la región, a la agencia de noticias AFP.

«Se trata de un atentado suicida. No tenemos información sobre cómo el terrorista llegó a la oficina del gobernador», agregó.

Muzammil es uno de los responsables talibanes de más alto nivel muertos en estas circunstancias desde que el grupo regresó al poder en agosto de 2021.

En tanto, el vocero del Gobierno, Zabihullah Mujahid, afirmó que «los enemigos del islam» mataron al Gobernador, aunque por el momento ningún grupo reivindicó el atentado.

La embestida ocurrió al día siguiente de una reunión que Muzammil mantuvo con altos funcionarios del Gobierno en la provincia de Balj para discutir un importante proyecto de riego en el norte de Afganistán, según un comunicado del Gobierno.

En el lugar de la explosión se desplegaron fuerzas de seguridad, informó la agencia de noticias francesa.

Antes de estar destinado a Balj el año pasado, Muzammil estuvo a cargo de la provincia de Nangarhar, en el este, donde lideró la lucha contra los yihadistas de Estado Islámico (EI).

Tras el regreso de los talibanes al poder en agosto de 2021, los ataques extremistas se redujeron considerablemente en Afganistán.

Sin embargo, en el último año la violencia ha ido en aumento, con una serie de ataques mortales reivindicados por la filial local del grupo radical sunnita Estado Islámico.

El EI surgió en Irak a fines de la década de 1990 y cobró fama mundial en 2014 cuando conquistó extensos territorios de ambos países en los que formó un «califato» hasta que fue derrotado por potencias extranjeras y las fuerzas sirias e iraquíes, en 2019.

Estado Islámico Provincia de Jorasán (ISKP), la rama afgana del grupo, considera a los talibanes unos traidores a la ortodoxia de la «sharia» o ley islámica y defiende una interpretación mucho más dura.

El EI ha sido la mayor amenaza de seguridad del gobierno talibán, con ataques contra extranjeros, minorías religiosas e instituciones gubernamentales.

Ambos grupos comparten la estricta ideología islamista sunnita, pero el EI lucha por establecer un «califato» mundial, mientras que los talibanes tienen la aspiración local de gobernar un Afganistán independiente.

El EI se atribuyó un ataque a tiros en diciembre contra un hotel de Kabul, donde cinco chinos resultaron heridos.

En ese mismo mes, el grupo atacó la embajada paquistaní en Kabul, una acción que Islamabad calificó como un «intento de asesinato» contra su embajador.

El diplomático paquistaní, que al momento del atentado caminaba por el césped dentro del complejo de la embajada, resultó ileso, pero uno de sus guardias fue herido.

Antes, en septiembre de 2022, fueron señalados por un ataque suicida en Kabul que dejó 54 muertos, incluidas 51 mujeres y niñas.

Los talibanes volvieron al poder en Afganistán en agosto de 2021, a medida que las fuerzas estadounidenses y de la OTAN se retiraban de forma intempestiva y desprolija del país tras 20 años de una guerra para combatirlos.