La nueva fiscal general de Brasil, Raquel Dodge, abogó el lunes por la armonía de poderes, cuatro días después de que su predecesor Rodrigo Janot acusara al presidente Michel Temer de liderar una organización criminal para expoliar al Estado.

En su discurso inaugural, Dodge, primera mujer en ocupar el cargo de procuradora general, se dijo asimismo consciente de que su misión requería «equilibrio, firmeza y coraje» y puntualizó que en su entender «nadie está por encima o por debajo de la ley».

La fiscal, de 56 años, llega en pleno recrudecimiento de la crisis política desatada por los escándalos de corrupción, que tensaron la relación entre el gobierno y el Congreso con el poder judicial.

«La armonía entre los poderes es un requisito para la estabilidad de la nación», declaró durante su intervención, de unos diez minutos, en la sede del Ministerio Público Federal (MPF) en Brasilia.

«El país pasa por un momento de depuración. Los órganos del sistema de administración de justicia tienen en el respeto y la armonía entre las instituciones la piedra angular que equilibra la relación necesaria para hacer justicia», añadió en un pasaje elogiado por Temer, que presenció el acto.

La fiscal apenas mencionó a Janot, que denunció dos veces por corrupción al mandatario y lo convirtió en el primer presidente en funciones de la historia en ser acusado de un crimen común. La primera acusación fue bloqueada en agosto por la Cámara de Diputados, que esperará una resolución de la corte suprema antes de comenzar a analizar la nueva acusación.

Dodge habló de corrupción como uno de los capítulos centrales de su agenda, pero no nombró la Operación Lava Jato, la investigación sin precedentes que desvendó la financiación ilegal de la política mediante una vasta red de desvíos de dinero público y sobornos a cambio de obras públicas.

Antes de dejar el cargo, Janot acusó tanto a Temer y a figuras de primer plano del gobierno conservador como a sus predecesores de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff.