Miles de personas marcharon hoy en París, convocados por los sindicatos y los «chalecos amarillos», para volver a exigir la retirada de la polémica reforma previsional impulsada por el gobierno del presidente Emmanuel Macron, en el marco de una huelga indefinida del transporte que ya cumplió 24 días.

Los manifestantes ignoraron el pedido de tregua navideña solicitado por el Ejecutivo y recorrieron las calles parisinas entre consignas y pancartas contra la medida que pretende reemplazar los 42 regímenes jubilatorios especiales por un sistema único y universal.

«Huelga, bloqueo, Macron rajá», coreaban los participantes.

La convocatoria del sábado contó con la particularidad de reunir dos grupos, que no siempre estuvieron en sintonía, los sindicatos más radicales encabezados por la Central General de los Trabajadores (CGT) y el movimiento ciudadano variopinto de los denominados chalecos amarillos, que se originó hace poco más de un año en rechazo a las políticas del gobierno y al sistema burocrático y sindical.

Unos 300 seguidores de los «chalecos amarillos» se concentraron antes de la movilización en la plaza de la Bolsa de París, con la participación de uno de los fundadores del movimiento, Jérôme Rodrigues, quien hizo una crítica a la propuesta de reforma de las pensiones.

Desde allí, desfilaron por París hasta la Estación del Norte, donde comenzaba la marcha convocada por los sindicatos.

Según cifras de la Policía de París, 4.500 personas participaron de la convocatoria, entre ellos 800 «chalecos amarillos».

Si bien la marcha se desarrolló sin mayores incidentes, hubo algunos choques entre manifestantes encapuchados y miembros de las fuerzas de seguridad.

En palabras del líder de la CGT, Philippe Martinez, «si el gobierno contaba con una tregua por navidades, debe de estar muy decepcionado, porque la movilización sigue aquí».

El paro de transportes, promovido por la compañía estatal ferroviaria SNCF y el sistema metropolitano de transportes de París, ya superó las 22 jornadas seguidas de huelga que en 1995 forzaron la retirada de la reforma previsional del entonces primer ministro conservador Alain Juppé.

En consecuencia, solo seis de cada diez líneas de alta velocidad circulan este fin de semana, aunque el porcentaje bajará hasta el 35 % el próximo 1 de enero.

Desde el gobierno, se intenta profundizar la división existente entre las centrales reformistas, más dispuestas a encontrar un acuerdo, y las que parten de posiciones maximalistas y rechazan cualquier compromiso.

«La CGT practica una forma de sindicalismo que rechaza cualquier reforma. Pero hay otras formas de sindicalismo, con la CFDT o la UNSA, que es más constructivo que el de la oposición sistemática», dijo a los medios el secretario de Estado de Transporte, Jean Baptiste Djebbari, citado por la agencia de noticias EFE.

El Ejecutivo espera que la larga duración del paro y el desacuerdo sindical puedan erosionar el movimiento antes de afrontar una nueva ronda de negociaciones, el 7 de enero.

Pese a todo, los manifestantes se mostraban hoy en París igual de determinados que el 5 de diciembre, cuando comenzó la movilización.

El martes 31 de diciembre, Macron dará su tradicional discurso de fin de año a los franceses, en el que se espera que aborde la crisis social desatada por el proyecto de reforma jubilatoria, una de las más graves de su mandato.