La mayor compañía gasística de Rusia, Gazprom, declaró estar atravesando circunstancias extraordinarias y extremas con el fin de anularse todas las obligaciones contractuales con el gasoducto Nord Stream a Alemania. Según Reuters, esto significaría que el gas dejará de fluir indefinidamente.

El medio mencionado afirma que «el monopolio ruso de exportación de gas Gazprom declaró ante las empresas europeas que no cumplirá con el suministro acordado por causas de ‘fuerza mayor'».

La cláusula de fuerza mayor a la que hizo referencia Gazprom apunta a eximir a una empresa de sus obligaciones contractuales cuando la misma esté frente a factores ajenos a su voluntad.

La carta antes nombrada habla precisamente de circunstancias «extraordinarias» fuera del control de la compañía. Reuters cita incluso una fuente reservada que dice que el cliente en cuestión es Alemania a través del gasoducto Nord Stream 1.

Por su parte, Bloomberg va más allá y asegura que el aviso de Gazprom llegó a manos de 3 clientes europeos.

Cabe aclarar que el anuncio del gigante ruso es efectiva desde el pasado 14 de junio, situación que desmarca a la empresa de cualquier compensación por los déficits registrados desde ese momento.

Las autoridades alemanas han estado tomando medidas que no presentan antecedentes, pero que derivan de la necesidad de prevenir un cese duradero en la provisión del gas ruso. Entre las mismas destacan la decisión de atenuar luces en el país y limitar el agua caliente -sobre todo en piscinas- mientras dure la etapa de alarma.

Las estimaciones advierten que esta carta declara su liberación legal de las obligaciones de suministro desde el 14 de junio con foco en una acción de cese definitivo el 22 de julio.

En el plano político, la Unión Europea dispuso sanciones a Moscú y pretende dejar de utilizar los combustibles fósiles rusos para 2027, aunque quiere que los suministros continúen por ahora mientras desarrolla fuentes alternativas.

Desde el inicio del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania el 24 de febrero pasado, nadie en Europa ni en otro punto podía ser demasiado optimista respecto a los riesgos ligados a la actividad del suministro de energía ruso. Tan solo una semana después de que inicie el escenario de guerra, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) publicó un plan de 10 puntos para reducir la dependencia de la Unión Europea del gas natural ruso, con un listado de acciones prácticas que Europa podía tomar.

En ese marco hizo foco en la necesidad de maximizar el suministro de gas de otras fuentes; acelerar el despliegue de la energía solar y eólica; aprovechar al máximo las fuentes de energía de bajas emisiones existentes, como las renovables y la nuclear; aumentar las medidas de eficiencia energética en hogares y empresas; y tomar medidas para ahorrar energía bajando el termostato.

Aun así, el nudo del conflicto no llegaría a ser desatado con acciones paliativas. El cese definitivo del suministro por parte de Gazprom alimentaría una crisis energética sin precedentes.