Cientos de personas protestaron este sábado en la capital afgana contra el cierre de bancos y casas de cambio impuesto hace 15 días por los talibanes tras reconquistar el poder.

En una de sus primeras decisiones tras su entrada a Kabul, el movimiento islamista ordenó el cierre de estas entidades para evitar el desplome de la moneda y la fuga masiva de capitales, pero la medida provocó un momento crítico de liquidez.

Si bien los talibanes ordenaron la reapertura para de algunos bancos de la capital, muchos ciudadanos todavía aguardan impacientes para poder sacar su dinero, informó el medio afgano Jaama Press.

Incluso países potencialmente aliados como China se quejaron ante la imposibilidad de sacar sus inversiones del país, añadió la agencia de noticias Europa Press.

La situación es crítica en Afganistán: mientras aviones extranjeros evacuan a contrarreloj a centenares de personas que están abandonando el país, muchos de los que se quedan se niegan a ir a trabajar alegando motivos de inseguridad.

Asimismo, los dueños de los bancos privados se negaron a operar hasta que no reciban la orden del Banco Central de Afganistán ante el peligro que podría suponer un desvío de futuras políticas monetarias.

El presidente del Banco Central de Afganistán alertó que el país tiene una reserva monetaria de unos 9.000 millones de dólares pero todo en el extranjero, y advirtió que la cantidad de dólares físicos en su territorio es «cercana a cero».

Los comentarios de Ajmal Ahmady confirman el complicado panorama económico y financiero que enfrentan los talibanes ahora que han vuelto al poder 20 años después de ser derrocados por Estados Unidos.

El grupo islamista radical no se pronunció todavía sobre la situación financiera ni han explicado sus planes para reactivar la economía a la espera de la configuración de un nuevo Gobierno.