La economía portorriqueña se encuentra en una situación compleja. Además de la aparición de los fondos buitre en Puerto Rico, se habla de cuatro años de estancamiento económico, de un desempleo del 12% (más del doble que el promedio norteamericano), y con un creciente nivel de emigración hacia Estados Unidos de parte de muchos ciudadanos, especialmente los más jóvenes.

Aparentemente, la última palabra la tendrá el gobierno de Barack Obama, que deberá decidir en poco tiempo si se aplica o no un plan de rescate especialmente diseñado para la isla. Hasta ahora las señales desde Washington son confusas, y la única que recibió Puerto Rico fue la negativa del Congreso de EE.UU. a aceptar modificar el capítulo 9 de la ley de quiebras para permitirle al país un rescate similar al de una empresa en bancarrota.

Esto quiere decir que, aunque una mayoría esté dispuesta a aceptar una reestructuración en los pagos de la deuda puertorriqueña o una importante quita en el volumen adeudado, este estado asociado no podrá acogerse a la legislación federal norteamericana que impone que cuando más de un 65% de los acreedores esté de acuerdo con una propuesta, el resto deberá aceptarla.

 

Fondos buitre

Lo que complica más la situación, es que fuentes locales aseguran que un 20% del dinero que debe Puerto Rico fue adquirido en los últimos meses por fondos buitre.

Entre ellos, el más importante es Aurelius, del magnate Mark Brodsky, ex empleado de Paul Singer en el fondo Elliott y demandante de la Argentina en unos 324 millones de dólares originales, que con el tiempo se transformaron en alrededor de u$s 900 millones.

Aurelius, incluso, recurrió a un viejo conocido para su embestida contra Puerto Rico: según fuentes locales, contrató a la consultora Centennial para elaborar un durísimo informe sobre la economía de la isla, donde se asegura que Puerto Rico puede pagar su deuda al 100%; aún sobre la base de un grave y profundo ajuste, que incluye bajar los fondos para la educación, con el cierre de escuelas, subir impuestos y menos dinero para las jubilaciones.

En síntesis, una situación igual a la que vivió la Argentina en los tribunales norteamericanos, y que derivó en el fallo de Thomas Griesa a favor de los fondos buitre, avalado luego por la segunda y la tercera instancia judicial de EE.UU.