Un intento de repatriar a Myanmar a refugiados rohingyas que residen en desbordados campamentos de Bangladesh fracasó hoy luego de que ningún miembro de esa minoría musulmana solicitara el traslado, porque primero quieren garantías de seguridad y de que les será concedida la nacionalidad birmana, informaron autoridades.

«Ni un solo rohingya quiere regresar sin que se cumplan sus demandas», dijo el comisionado de refugiados de Bangladesh, Abul Kalam, en referencia a 295 familias que fueron entrevistadas desde el lunes por el gobierno de Bangladesh y el organismo de la ONU para los refugiados (Acnur).

El primer ministro de Bangladesh, Sheikh Hasina, dijo que su gobierno no obligará a los refugiados a regresar y que la repatriación solo ocurrirá si están dispuestos.

Más de 700.000 miembros de la minoría musulmana huyeron a través de la frontera con Bangladesh desde agosto de 2017, después de que el Ejército iniciara una campaña militar en su contra en respuesta a un ataque insurgente.

La campaña liderada por el Ejército de Myanmar, la ex Birmania, incluyó violaciones masivas, asesinatos y el incendio de sus casas.

Además, los rohingyas arrastran una larga historia de discriminación porque el Estado birmano se niega a reconocerlos como ciudadanos o incluso como grupo étnico y los considera apátridas.

Bajo presión internacional, el gobierno birmano ha aceptado repatriar a 3.000 miembros de la minoría, pero no le ha dado ninguna garantía de que sus reclamos históricos sean reconocidos.

El Acnur aseguró que muchos de los entrevistados quieren regresar a sus hogares, en el estado occidental de Rakhine, si se cumplen las condiciones que reclaman.

«Muchos declararon que esperan regresar a Myanmar tan pronto como las condiciones lo permitan y les brinden garantías con respecto a su condición de ciudadanía, libertad de movimiento y seguridad en Myanmar», explicó Acnur en un comunicado.

Agregó que las agencias de la ONU necesitan acceso a las zonas de origen de los refugiados para evaluar las condiciones, informó la cadena CNN.

«Crear confianza es esencial. Es esencial que el Acnur y el PNUD (Programa de la ONU para el Desarrollo) tengan un acceso más predecible y efectivo a los lugares de origen de los refugiados y posibles áreas de retorno en Rakhine», demandó.

Las autoridades aseguraron que la situación en los campos de refugiados fue tranquila en los últimos dos días, a diferencia de noviembre del año pasado, cuando miles de personas protestaron por temor a ser repatriados de manera forzada.

Muchos rohingyas han reclamado que el gobierno de Myanmar se haga a un lado en el proceso de repatriación y que sea la ONU la que se encargue de supervisar el proceso.

Una investigación de la ONU del año pasado recomendó el enjuiciamiento de los principales comandantes militares de Myanmar por cargos de genocidio, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad por la represión contra los rohingya.