El Consejo Europeo que integran los jefes de Estado y de gobierno de los países miembros de la Unión Europea (UE) inició este domingo, con casi tres horas y media de retraso, su reunión para designar a las principales autoridades del bloque tras las elecciones de mayo pasado.

El encuentro comenzó esta tarde, al cabo de tensas consultas previas celebradas por los participantes.

Los gobernantes deben definir la presidencia de la Comisión, el Consejo y el Parlamento europeos, así como el cargo de responsable de la política exterior del bloque y el del presidente del Banco Central Europeo (BCE), un puesto que responde más a criterios técnicos que políticos, pero que fue incluido en el paquete.

En su último encuentro, la semana pasada, los líderes europeos intentaron cerrar un acuerdo para estos cinco cargos, pero no lo lograron.

Fuentes cercanas al actual del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, dijeron a las principales agencias de noticias del mundo que el dirigente propondría al socialdemócrata holandés Frans Timmermans para encabezar la Comisión Europea (CE, una suerte de gobierno regional) y al conservador alemán Manfred Weber para liderar el Europarlamento. Su sucesor, en tanto, sería un dirigente liberal.

El principal obstáculo, según fuentes diplomáticas, es la división existente en el seno del Partido Popular Europeo (PPE), donde algunos de sus miembros se oponen a los socialdemócratas.

Tradicionalmente, la dirección de la UE queda en mano de una de los dos grandes bancadas regionales, la de los conservadores del Partido Popular Europeo (PPE) y la de los socialdemócratas de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas (S&D).

El bloque minoritario, en tanto, está formado por los liberales del Grupo de la Alianza de los Liberales y Demócratas por Europa (ALDE).

Ante la posibilidad de una división como la que el entorno cercano a Tusk adelantó a la prensa, el primer ministro de Hungría, Viktor Orban, anticipó su rechazo y le advirtió al presidente del PPE -bloque al que pertenece pero del que fue suspendido por hacer campaña contra el presidente saliente de la Comisión Europea, el conservador Jean-Claude Juncker- que sería “un error histórico” aceptar el liderazgo de Timmermans.

A través de una carta firmada por su ministra de Asuntos Europeos, Judit Varga, Orban le advirtió al jefe de su bloque regional, Joseph Dael, que sería “humillante” permitir que un socialdemócrata presida la Comisión Europea luego que el PPE obtuvo la primera minoría en las últimas elecciones del Parlamento Europeo en mayo pasado.

Los mandatarios de los grandes estados miembros, como Alemania, Francia, Italia y España, ya estuvieron negociando junto a Juncker y Tusk en los márgenes de la cumbre del G20 celebrada en la ciudad japonesa de Osaka entre el viernes y ayer.

En Osaka, Tusk reconoció que aún estaban “lejos” de ponerse de acuerdo y, hasta entonces, el único acuerdo consistía en mantener un equilibrio geográfico (países de este y oeste, norte y sur), de género y de partidos.

La canciller alemana, Angela Merkel, advirtió hoy que las negociaciones no serían fáciles ya que en la Eurocámara “están empeñados, al menos con dos grandes grupos parlamentarios, en el principio del ‘spitzenkandidat’ (cabeza de lista), y, al mismo tiempo, la mayor fuerza, el PPE, no tiene mayoría en el Parlamento Europeo”.