Rusia y Ucrania se culparon mutuamente durante la noche del jueves en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, tras la caída el martes pasado de un avión militar ruso que llevaba a bordo 65 prisioneros de guerra ucranianos cerca de la frontera entre ambos países.

«Toda la información que tenemos hoy demuestra que estamos ante un crimen premeditado y bien pensado», dijo el embajador ruso adjunto ante la ONU Dmitri Polianski.

Moscú acusa a Kiev de haber derribado el aparato teniendo conocimiento de que transportaba, según las autoridades rusas, a 65 prisioneros ucranianos antes de un intercambio.

Las autoridades ucranianas «conocían muy bien la vía (aérea) para el transporte de soldados hacia la zona de intercambio», aseguró Polianski, citado por la agencia de noticias AFP.

Este no es el primer intercambio de ese tipo, pero «esta vez por una razón inexplicable, el régimen de Kiev decidió sabotear el procedimiento en la forma más bárbara», añadió, al acusar a los ucranianos de estar «listos a sacrificar sus propios ciudadanos por los intereses geopolíticos de los occidentales».

«Solo fue gracias al heroísmo del piloto, que evitó a último momento zonas residenciales, que nadie en tierra sufrió», aseguró.

«Ucrania no fue informada del número de vehículos, vías o medios de transporte de los cautivos. Eso solo puede representar un acto intencional ruso para poner en riesgo la vida y la seguridad de los prisioneros», respondió a su turno la embajadora adjunta ucraniana ante la ONU, Khristina Hayovishin.

Los prisioneros rusos «fueron transferidos al sitio previsto y esperaban en total seguridad para el intercambio. Los rusos debían asegurar el mismo nivel de seguridad para los soldados ucranianos capturados», insistió.

Por su parte, los aliados de Ucrania insistieron en la responsabilidad rusa.

«Rusia trata de forma repetitiva de desplazar las responsabilidades por las tragedias de esta guerra (…) como si fuera la víctima y no el agresor», expresó el embajador adjunto de Estados Unidos Robert Wood.

Desde el inicio de la ofensiva contra Ucrania, Rusia ha sufrido varias catástrofes aéreas con aeronaves militares.

En el pasado, Ucrania ha abatido aviones rusos. La semana pasada, Kiev reivindicó haber destruido un avión de espionaje A-50 y un avión de comando Il-22.

También se estrelló en agosto de 2023 un avión que transportaba al jefe del grupo paramilitar Wagner, Yevgueni Prigozhin, en un vuelo entre Moscú y San Petersburgo en el que murieron tanto el controvertido empresario como sus lugartenientes.

Las autoridades rusas desmintieron cualquier implicancia con aquel incidente, ocurrido semanas después del motín abortado del grupo Wagner.