Un grupo de ex jefes de las FARC anunció este jueves desde la clandestinidad que volverá a tomar las armas, en un duro golpe contra el histórico acuerdo firmado en 2016 para la pacificación de Colombia, lo que llevó al gobierno de Iván Duque a denunciar la acción de una banda narcoterrorista auspiciada por el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.

El anuncio sobre la vuelta a las armas fue obra de Luciano Marín, alias «Iván Márquez», ex subjefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), quien reapareció en un video rodeado de otros antiguos líderes de la agrupación guerrillera y advirtió que comienza «una nueva etapa de lucha».

Márquez, cuyo paradero es desconocido por las autoridades colombianas hace más de un año, dijo que la decisión de este grupo se funda en una «traición» que a su juicio se ha dado contra el proceso de paz que puso fin a medio siglo de violencia en Colombia.

«Anunciamos al mundo que ha comenzado la segunda Marquetalia (lugar de nacimiento de las FARC hace más de 50 años) bajo el amparo del derecho universal que asiste a todos los pueblos del mundo de levantarse en armas contra la opresión», afirmó Márquez en un video en el que aparece al lado de una veintena de hombres y mujeres armados con fusiles.

Entre quienes acompañaban a Márquez se puede ver a Seuxis Paucias Hernández, alias Jesús Santrich, y a Hernán Darío Velásquez, alias El Paisa, quienes hace meses dejaron de cumplir sus compromisos con la Justicia Especial para la paz (JEP), que actúa como garante de los cumplimientos del acuerdo.

El presidente Duque convocó a una urgente reunión de gabinete, al término de la cual emitió una declaración en la que ofreció una jugosa recompensa a cambio de información para apresar a los líderes disidentes.

«Colombia no acepta amenazas de ninguna naturaleza y mucho menos del narcotráfico. Los colombianos debemos tener claridad que no estamos ante el nacimiento de una nueva guerrilla sino frente a las amenazas criminales de una banda de narcoterroristas que cuenta con el albergue y el auspicio de la dictadura de Nicolás Maduro», afirmó Duque.

«No caigamos en la trampa de quienes hoy pretenden escudarse detrás de falsos ropajes ideológicos para sus sostener sus andamiajes delictivos», agregó.

Mientras, se sucedían las críticas a Márquez y sus seguidores desde distintos puntos del arco político colombiano, incluso lanzados por ex compañeros de ruta de Márquez.

«Es una vergüenza», protestó el ex jefe de las FARC Rodrigo Londoño, alias Timochenko, ahora líder del partido político Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (Farc), hijo de la organización guerrillera y nacido después de la firma de los acuerdos de paz.

«Nosotros asumimos un compromiso ante Colombia y ante el mundo. Aprovecho para pedir disculpas a Colombia y a la comunidad internacional, porque en la voz de ellos, creyeron lo que estábamos haciendo, pero la gran mayoría seguimos firmes en lo acordado, independiente de los peligros que se avizoran», indicó.

«Proclamar la lucha armada en la Colombia de hoy constituye una equivocación delirante», completó.

El alto comisionado para la paz de Colombia, Miguel Cevallos, sugirió a su turno que este grupo disidente de las FARC es apoyado de alguna manera por el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, relación que estableció a partir de los vínculos del grupo disidente con líderes del Ejército de Liberación Nacional (ELN).

En paralelo, la Justicia Especial de Paz (JEP) de Colombia anunció que expulsará de su jurisdicción a todos aquellos ex líderes de las FARC que hayan decidido rearmarse.

En una declaración leída por la presidenta de la JEP, Patricia Linares, ese tribunal especial que juzga los crímenes cometidos durante el conflicto armado aseguró que le corresponde tomar medidas que incluyan la pérdida de beneficios y exclusión de su jurisdicción si se produce un rearme.

Las condenas al anuncio de Márquez llegaron desde la ONU, la OEA y diferentes organismos internacionales.

En el plano doméstico, el ex presiente Santos (2010-2018) dio un contundente mensaje para que el Estado mantenga su compromiso con los ex combatientes de las FARC que siguen comprometidos con el proceso de paz y «reprima» a los desertores que anunciaron que retoman la lucha armada.

Santos fue quien firmó el acuerdo de paz con Timochenko y por el éxito de esa negociación, aplaudida por líderes del mundo entero, fue premiado en 2017 con el Nobel de la Paz.

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