Estudiantes universitarios se enfrentaban este jueves en Caracas con la policía en un nuevo brote de violencia que deja ya 33 muertos en poco más de un mes de protestas contra el presidente venezolano Nicolás Maduro.

Los choques estallaron cuando los agentes antimotines impidieron una marcha de cientos de alumnos de la Universidad Central de Venezuela (UCV) lanzando bombas lacrimógenas que un grupo de jóvenes encapuchados respondían con piedras y cócteles molotov.

«Somos estudiantes, no somos terroristas», gritaban los estudiantes a los antimotines que bloquearon una de las principales entradas a la universidad con camiones blindados.

Los estudiantes, los más confrontativos en las marchas, realizaron asambleas en la UCV y en otras universidades en distintos puntos de Caracas así como en otras ciudades del país, y luego salieron a las calles para rechazar una Asamblea Nacional Constituyente que convocó Maduro y exigir su salida del poder.

Un grupo llegó a la Conferencia Episcopal Venezolana, en el oeste de Caracas, donde entregaron un mensaje a la Iglesia y al papa Francisco, quien ha expresado su preocupación por la violencia.

«El mensaje al papa: nos están matando, es una dictadura. Que la Iglesia se sume a las movilizaciones», reveló Santiago Acosta, de la Universidad Católica Andrés Bello, al entregar la misiva.

La protesta estudiantil se desarrolla tras una jornada de fuertes disturbios el jueves en manifestaciones contra la Constituyente. Un joven de 18 años murió en el este de la capital, mientras que un policía falleció en una manifestación en el estado Carabobo (norte).

– «No importa cuántos gases traguemos» –

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Las protestas ocurren en medio de un fuerte deterioro de la economía, que golpea a los venezolanos con una severa escasez de alimentos y medicinas, y una inflación considerada la más alta del mundo, de 720% para 2017 según el FMI.

«He perdido 10 kilos por esta situación del país. Lucho para que esto mejore», declaró a la AFP Daniel, un estudiante de 20 años, en la UCV, en el sureste de Caracas.

Según sondeos privados, más del 70% de los venezolanos rechaza la gestión de Maduro, quien concluye su mandato en enero de 2019. Para la oposición su salida anticipada del poder es la única solución a la crisis.

«Seguiremos en la calle, pese a la fuerte represión del régimen, ante la gravedad de la crisis que hoy vive el país», retó Daniel Ascanio, de la Universidad Simón Bolívar.

Acosta aseguró que seguirán pidiendo elecciones, aunque el llamado a la Constituyente deja en el limbo los pendientes comicios de gobernadores que debieron realizarse en 2016, los de alcaldes de 2017 y los presidenciales de 2018.

«Vamos a alzar nuestras voces no importa cuántos gases traguemos», declaró Rafaela Requesens, dirigente de la UCV.

La fiscal general Luisa Ortega, chavista confesa, condenó la represión de las protestas, en entrevista publicada el miércoles por el diario estadounidense The Wall Street Journal, lo que es interpretado por algunos analistas como fisuras en el chavismo.

– «Una batalla compleja» –

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Maduro está decidido a sacar adelante una Asamblea Constituyente que ahogue la ofensiva opositora en las calles. «Es el camino de la paz, de la reconciliación de Venezuela», declaró este jueves a la televisora oficial.

«Es una batalla compleja, pero nuestra patria no nos la va a quitar nadie», agregó el mandatario, quien el martes entregó al poder electoral el decreto de convocatoria a la Constituyente.

La oposición asegura que esa iniciativa consolida el «golpe de Estado», que según dice inició cuando el máximo tribunal de justicia asumió temporalmente a fines de marzo las funciones del Parlamento, único poder del Estado que controla.

Maduro asegura que su proyecto busca «reforzar» la Constitución impulsada por el fallecido presidente Hugo Chávez (1999-2013) y que será una Constituyente «popular» y no «de élites ni partidos».

Según el mandatario, estará integrada por 500 asambleístas, una mitad elegidos por sectores sociales y la otra por circunscripción municipal, lo cual según expertos hará que el voto no sea universal.

Maduro no ha explicado cómo se definirán esos sectores, en algunos casos divididos entre seguidores y opositores, como los estudiantes, pero dijo que éstos tendrán amplia participación.

«Nosotros no respaldamos su Constituyente, porque lo que usted plantea es un gran fraude para seguir atornillado en el poder. Señor Nicolás Maduro: ¡váyase al carajo!», sentenció Ascanio.

Como parte de las gestiones internacionales de la oposición, el jefe del Parlamento, Julio Borges, presentó en Washington al secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, una objeción formal a la reciente decisión del gobierno de Venezuela de retirarse del organismo.

«Qué nos importa lo que digan las oligarquías latinoamericanas, la basura de Almagro», dijo Maduro, al referirse también a los países de la región que le han pedido detener la «represión».