El secretario de la Defensa “Ash” Carter viajó hace pocos días a la Base Aérea Minot en Dakota del Norte donde, con un B-52 a sus espaldas, pronunció un discurso sobre la política de disuasión nuclear de Estados Unidos y la importancia de ofrecerle «opciones» al presidente si falla la misma.

«La manera en que ha cambiado el panorama nuclear», dijo Carter, se debe a que «nosotros no hemos construido ningún tipo nuevo de armas nucleares o de sistemas de lanzamiento en los últimos 25 años en tanto que otros lo han hecho, al mismo tiempo que nuestros aliados en Asia, el Medio Oriente y la OTAN no lo hicieron».

Añadió que “incluso en el 2016, la disuasión sigue dependiendo de la percepción -lo que ven los adversarios potenciales y por lo tanto, lo que creen- sobre lo que es nuestra voluntad y capacidad de actuar», dijo Carter. «Esto significa que si su percepción cambia, también tiene que cambiar nuestra estrategia y acciones.No es probable un ataque nuclear a gran escala”, aclaró el secretario.

El escenario más probable es «que, por ejemplo Rusia o Corea del Norte, recurrieran insensatamente a lanzar ataques más pequeños, pero que fueran ataques terribles y sin precedentes, para tratar de forzar a retroceder a un oponente superior en lo convencional o a que abandone a un aliado durante una crisis», dijo Carter. «No podemos permitir que eso suceda», enfatizó.

Por lo tanto, alega, se requiere reemplazar todo el sistema de lanzamiento nuclear de Estados Unidos; todo, no parte de él, como algunos argumentan, sino todas y cada una de sus piezas.

«Si no reemplazamos estos sistemas, muy sencillamente van a caducar aún más, y se van a volver inseguros, poco fiables e ineficaces», dijo Carter. Y, si se pierden partes del sistema, «eso significaría la pérdida de confianza en nuestra capacidad de disuasión, de lo cual no podemos darnos el lujo dado el ambiente actual de una seguridad tan volátil».