Un avión puede realizar un aterrizaje de emergencia por todo tipo de circunstancias. De hecho, durante los últimos años hemos escuchado decenas de razones que obligaron al piloto a regresar a su aeropuerto de origen o solicitar permiso para aterrizar en otro punto de su ruta. Sin embargo, por extraños que puedan parecer en ocasiones, ninguno será superado por… ¡el empleado que se quedó dormido!

Un piloto de la compañía Alaska Airlines decidió regresar al aeropuerto de Seattle, del que había despegado minutos antes, para realizar un aterrizaje de emergencia tras escuchar gritos y golpes que procedían de la bodega de carga. Extrañado por el suceso, solicitó permiso y abortó la ruta para comprobar quién se encontraba encerrado.

Como bien acreditaron agentes del servicio de emergencias, el individuo en cuestión era un empleado del aeropuerto encargado del equipaje facturado, que decidió echarse la siesta en el lugar menos indicado. De hecho, estaba tan cómodo que ni siquiera se dio cuenta de que el avión había iniciado la maniobra de despegue.

Al despertar, comprobó que se encontraba camino de Los Ángeles y comenzó a gritar como medida de emergencia. Por el momento, no ha trascendido si el empleado consumió drogas o alcohol antes del suceso.