La Agencia Federal de Investigación de Estados Unidos hackeó el código de un sitio en la «dark web» que exhibía pornografía infantil para instalar malware en las computadoras de aquellos que ingresaran, para poder rastrearlos, pero el episodio fue considerado «ilegal» por la Justicia porque la operación tuvo carácter masivo y sólo fue autorizada por el juez de un distrito.

La historia comenzó en el 2014, cuando una agencia de inteligencia alertó al FBI de que el servidor de Playpen -como se llamaba el sitio de pornografía infantil- estaba situado fuera de la ciudad de Lenoir, en el estado de Carolina del Norte.

Con esa información el FBI accedió al servidor, pero en lugar de cerrar el sitio pornográfico permitió que siguiera funcionando y colocó una copia de Playpen en los servidores administrados por el gobierno en Virginia.

Luego de obtener solo una orden de allanamiento en el distrito Este de Virginia, el FBI manipuló el código del sitio para instalarle un malware de rastreo a cualquier computadora que ingresara un usuario y contraseña en Playpen. De esta forma, el código malicioso luego revelaría la locación de la computadora del usuario a la policía.

Con esa táctica, el FBI infectó más de 1.000 computadoras, lo que llevó a cientos de detenciones. Pero muchos de los acusados desafiaron la evidencia obtenida a través de la operación, argumentando que una sola orden de allanamiento no puede ser capaz de autorizar semejante operación de hackeo.

Hasta ahora, tres tribunales fallaron a favor de tres acusados, mientras que otros 11 apoyan la orden gubernamental, informó The Intercept, el sitio fundado por Glenn Grennwald (el periodista que entró en contacto con Edward Snowedn y reveló el programa de espionaje masivo del gobierno estadounidense).

Si una orden a gran escala de para infiltrar sistemas puede ser autorizada por un solo juez, eso permitiría al Gobierno buscar «al juez más simpático» para cualquier operación a nivel nacional, analizó la publicación.