La explicación científica de los bostezos es una incógnita aún por resolver. Aunque tengamos sueño (que es la primera idea que nos viene a la cabeza cuando lo hacemos), los bostezos ocurren. ¿Pero por qué? ¿Por qué si bostezo, alguien a nuestro lado lo hace tan sólo unos segundos después?

Tanto los seres humanos como los chimpancés bostezan cuando tienen a alguien a su alrededor haciendo lo mismo. No existe razón científica que arroja luz sobre el asunto pero hay una argumentación extendida para entender su aparición. ¿Cuál? La empatía.

Sí, la capacidad que tenemos para ponernos en lugar de la otra persona. Entonces vemos que alguien bosteza, nosotros lo hacemos. Un acto reflejo, como si se tratara de un espejo.

Esa teoría fue reforzada en el año 2012 por un grupo de investigadores del Departamento de Biología de la Universidad de Parma en colaboración con el Museo de Historia Natural de Pisa. Ambos departamentos sacaron como conclusión que los bostezos eran contagiosos no sólo por empatía sino que eran mucho más habituales cuando existe un nexo importante con la persona que bosteza, es decir, si bosteza tu madre es mucho más posible que repitas que si lo hace un amigo cercano.

Esa investigación afirma que los bostezos, además, se producen en situaciones de reposo o relajación que en un ámbito de tensión o ajetreo, debido a que éstos juegan un papel fundamental en el proceso neuropsicológico de una persona.

Existen, eso sí, otras corrientes como la publicada por la revista ‘Plos One’ que pone en duda que los bostezos se produzcan por empatía sino por otras razones secundarias. Elizabeth Cirulli, profesora de la Universidad de Duke, asegura que podría estar relacionada, si se produce de forma excesiva, a enfermedades como el autismo o la esquizofrenia.

Sea como fuere, en lo que sí coinciden ambos textos es con asegurar que las personas más jóvenes bostezan más que los de mayor edad.

¿Crees que realmente bostezas por afinidad con la otra persona?