Imprimir en 3D una estructura ósea a partir de una resonancia magnética o un modelo de corazón para que los médicos planifiquen una cirugía son servicios que ofrecen tres jóvenes argentinos, que crearon una empresa de ingeniería biomédica con el objetivo de colaborar con los profesionales y brindar una mejor calidad de atención a pacientes.

Santiago Birkner De Miguel y Lucas Mey, estudiantes de ingeniería biomédica en la Fundación Favaloro, y Matías Biancucci de ingenieria industrial en la Universidad Tecnológica Nacional, son los veinteañeros innovadores que fundaron la empresa Mirai 3D.

«A partir de un estudio de resonancia magnética o tomografía computarizada podemos generar modelos en 3D, de gran precisión, que sean réplicas exactas de la anatomía del paciente», explicó Biancucci.

Su desarrollo puede aplicarse a «cirugías maxilofaciales, extirpación de tumores, intervenciones cardiovasculares y en operaciones en niños muy pequeños», ejemplificó el profesional, que agregó que «resulta de gran utilidad para el diseño y la fabricación de implantes, guías quirúrgicas y para la correcta elección de los instrumentos de quirófano».

La novel empresa cuenta con dos máquinas para impresión 3D fabricadas por los emprendedores, a la que van a sumar dos más, gracias a un programa de apoyo del Ministerio de la Producción de Nación.

«Esto nos va a permitir mejorar la calidad de impresión, vamos a lograr mejor definición. Además, una de las máquinas posibilita hacerlo en resina, lo que permite que desarrollemos guías quirúrgicas personalizadas en ese material, porque las estándar se hacen con cemento, a mano», detalló Biancucci.

Las guías quirúrgicas son estructuras que se colocan para realizar adecuadamente un implante, y las de resina «permiten mayor precisión en cirugías de huesos», añadió el desarrollador.

Mirai, entre otros servicios, ha generado un biomodelo de cadera para realizar un estudio, otro de rodilla con un tumor para determinar su extirpación y, a partir de una tomografía por contraste, imprimieron un modelo de corazón para la planificación prequirúrgica, a lo que se suman aortas o maxilares.

«El 90% de nuestro trabajo es gratuito. Estamos comenzando a interesar a instituciones y médicos. Todos responden muy bien. Por ejemplo, en el hospital Roffo hicimos un biomodelo de cabeza y cuello, sin costo», dijo Biancucci.

La mayoría de las experiencias con esta tecnología se realizaron en la Fundación Favaloro, donde el 18 de noviembre pasado, gracias a la implementación de un biomodelo impreso en 3D, un cirujano pudo extirpar un tumor bronquial salvando todo el pulmón del paciente.

Hace dos meses, se concretó en la misma institución una operación similar, con un tumor mucho mayor: «La tecnología permitió resecar una porción mínima, reconstruir parte del árbol bronquial y dejar el pulmón funcional. Sin esta tecnología, lo tradicional hubiese sido remover medio pulmón», contó Biancucci.

El objetivo de los tres socios es llegar a todo el sistema de salud, tanto privado como público, porque esta tecnología «reduce el tiempo de las operaciones, permite reducir los costos de los insumos, posibilita realizar maniobras quirúrgicas mas precisas, disminuye el sangrado, la probabilidad de infección y la dosis de radiación», resumió el emprendedor.