En el marco de un reclamo por los reiterados hechos de robo y vandalismo ocurridos contra la institución y sus trabajadores, vecinos, empelados y profesionales de la salud del Hospital de Niños Víctor J. Vilela realizaron un abrazo solidario al efector de salud ubicado en Virasoro al 1800. Adem´s, denunciaron que la institución padece una marcada falta de insumos básicos necesarios para el funcionamiento cotidiano.

Quienes transitan y trabajan a diario en el lugar manifiestan que se ha cruzado un límite. “Se ha pasado una línea, han robado los caños de cobre por los cuales se transfiere el oxígeno, especialmente para trasplantes y terapia”, manifestó Juan Manuel Basso, subsecretario gremial del Sindicato de Trabajadores Municipales en diálogo con Conclusión.

La situación es por demás de dramática. “Esa noche, los enfermeros y médico tuvieron que ‘bochear’ a mano a tres chicos que estaban internados, que si no hubiese sido por los compañeros, hubiesen fallecido. Ya los robos no tienen ningún tipo de parámetro ni miramiento humano”, sentenció.

Luego de los hechos de robo mantuvieron reuniones con los delegados y los directores y agregaron un policía más a la vigilancia. “La inseguridad es el principal motivo de este abrazo, pero también reclamamos la necesidad de más personal». «En dos meses explota la alta demanda y debemos sostener el aluvión de pacientes que vienen todos los años para esta fecha, y que encima este año va a estar más agravado con el tema de la caída de prepagas y cesantías de trabajo. Todo termina en el hospital público”.

«Cada vez cuesta más, tenemos miedo cuando entramos o salimos, esto es en cualquier horario y además tenés que estar atento a las puertas. Tuvimos que modificar las puertas porque de ahí mismo nos robaron una noche un televisor de una habitación de un nene de oncología” denunció Claudia Magnabachi delegada administrativa del hospital. Y agregó: «La zona está muy liberada, la dirección del Vilela se comprometió, puso más seguridad privada, policías, pero alrededor de la periferia no tenemos seguridad. Hace cuatro años atrás éramos esenciales y hoy parece que no somos nada”, concluyó la trabajadora.