Por Jennifer Hartkopf

Perderse por las vías, unos metros más allá de la Estación Rosario Sur, invita al caminante a enfrentarse con una realidad aparte, o al menos contrastante con la flamante y moderna estructura que caracteriza al nuevo sistema ferroviario que une a Rosario con Buenos Aires.

Desde la inauguración de la estación de trenes que conecta con Capital Federal, el foco está puesto en las obras y la fachada de las calles Batlle y Ordóñez y San Martín, donde se levanta la gran estación. Pero esa postal no revela más que uno de los costados del barrio Irigoyen.

Estación y viviendas SalvadorUna realidad diferente se encuentra siguiendo las vías y ahí el otro costado se hace evidente. Todavía hay un grupo de personas, entre 25 y 27 familias, que no han sido reubicadas y viven sus vidas al pie de los rieles. A sólo unos pocos centímetros de las vías se levantan precarias viviendas cuyos habitantes están a la espera de que aquella vieja promesa de relocalización sea, finalmente, un hecho.

En diálogo con Conclusión, el titular del Servicio Público de la Vivienda y el Hábitat (SPVH), Raúl Álvarez, admitió el hecho de que todavía un grupo de familias no hayan sido relocalizadas pero atribuyó el asunto al cambio de gobierno: “Los fondos para las viviendas que deben ser ocupadas por estas familias provienen del financiamiento nacional y hasta que la secretaría de Transporte de la Nación no termine de reacomodarse, estamos a la espera”.

Sin embargo, remarcó que “no se trata de falta de voluntad, ni de la Nación ni nuestra, simplemente que estamos en un período de transición y hay que tener paciencia hasta que se vayan acomodando las cosas”.

Además, dijo estar seguro de que “habrá continuidad por parte del gobierno nacional de continuar y asumir el compromiso de trasladar a las familias, como seguramente habrá también intenciones de continuar con la habilitación del servicio ferroviario a Córdoba y la conexión de la Estación Rosario Sur con Rosario Norte”.

En principio, desde la construcción de la obras hasta ahora, un total de 70 familias -aproximadamente 10 por cuadra- se vieron afectadas y deben ser relocalizadas. En una primera instancia se reacomodaron 20 y en una segunda etapa entre 25 y 30, o sea que hoy son entre 25 y 27 familias que esperan todavía su oportunidad.

Según explicó Álvarez, cada una de estas familias recibe un subsidio que le permite mudarse a una casa ya construida, generalmente por la misma zona, que “si bien es de bajo costo, es una vivienda formal”. Estacion y viviendas Salvador

“Para nosotros es fundamental concretar el traspaso principalmente por dos cuestiones: el propio funcionamiento del tren y desde el punto de vista urbano, es decir, para que toda la zona esté acorde a la obra que se ha montado de la estación, y para que los pasajeros puedan disfrutar del lugar”, finalizó el funcionario.

Una vez más, el foco está puesto en el paisaje. Mientras tanto, la pobreza y el abandono se apoderan del barrio, la mugre desborda alrededor y la inseguridad es protagonista a este costado de la estación.

Un riesgo constante

Para algunos el tren todavía no pasó y siguen a la espera. Vecinos del lugar contaron a Conclusión que la situación es realmente “preocupante”.

Estacion y Vias 1 Salvador“No tenemos luz, tampoco hay seguridad, nuestras casas están a pasos de las vías del tren y nadie se acuerda de nosotros”, se quejó otro de los lugareños. “Esto es la desolación misma”, agrega uno desde lejos.

El riesgo para estas familias es constante. Las vías se encuentran a tan sólo unos pocos pasos de sus viviendas y sin controles se hace imposible vigilar que perros y niños no sean víctimas de un accidente mientras se divierten jugando entre los rieles o cruzan de un lado a otro en busca de una pelota. En circunstancias así, ninguno está exento de sufrir un incidente.

Telón de fondo

La basura, la falta de luz, la precariedad en las viviendas, la inseguridad y el olor que se respira en el aire constituyen simplemente el telón de fondo del barrio Irigoyen. Que miles de familias vivan a la vera de las vías no es más que un hecho secundario.

Es el escenario repetido y característico de la mayoría de los barrios de la ciudad, pero todavía parece que esas personas están condenadas a soportar, un poco más, vivir en esas condiciones. Todavía esperan ser reubicadas y no ser abandonadas a su suerte.

¿Llegará algún día el tren para ellos?