De barrio cerrado a barrio abierto y otra vez cerrado, todo en un día. Así estuvieron los vecinos del barrio Logaritmo, en Ibarlucea, luego de que tres de sus calles pasaran de ser privadas a públicas, por orden judicial, y rato más tarde, por decisión de algunos vecinos y autoridades del club Logaritmo, pasaran nuevamente a ser privadas.

La medida para abrir las calles había sido pedida por el fiscal Carlos Covani y dispuesta por el juez correccional, Rodolfo Zvala ya que durante años las autoridades de la entidad deportiva convertían en privadas algunas calles públicas de la zona que quedaron dentro del predio sobre la avenida Límite del Municipio, en cercanías de la ruta 34.

A pesar de la orden judicial, las arterias del predio volvieron a cerrarse por orden de directivos del club, según contaron vecinos a Conclusión, y otra vez se colocaron los portones de hierro y alambres que hacían de barrera hacia el exterior del predio.

La primera de las calles que se abrió ayer fue la llamada Las Leonas que separa a Ibarlucea de Rosario. La segunda fue la calle Los Pumas, donde igualmente el ingreso seguirá interrumpido hasta tanto se instale el alcantarillado. Y finalmente, la última de las calles involucradas fue la avenida Logaritmo.

La situación generó disputa entre los vecinos ya que mientras unos priorizaban la seguridad, defendiendo la continuidad del barrio cerrado, otros discutían la ilegalidad del hecho cuestionando duramente a los administradores del club por el cierre de las calles, el cobro excesivo de gastos centrales y el manejo autoritario en las decisiones.

«Cobran 2.000 pesos por lote y tienen más de 200 lotes, es una locura, sale más caro que Kentucky», reveló uno de los vecinos a Conclusión. Luego agregó indignado: «Queremos que las cosas se hagan desde un marco legal, que haya personería jurídica y que venga un administrador; queremos que el club deje de manejar las expensas, porque es plata que ponemos todos los meses y no sabemos a dónde va, en qué se invierte».

Estos últimos propietarios renunciaron a ser socios del club tal como se les exige en los contratos y dejaron de abonar las cuotas societarias, actitud que les cuestionan.

Así las cosas, la situación de tensión y conflicto calienta el clima en las inmediaciones de Ibarlucea y una nueva denuncia recibida por Carlos Covani vuelve a avispar el fuego.

Según explicó el fiscal en el diario La Capital, el hecho de que las autoridades del club hayan vuelto a cerrar las calles, maniobra que desobedece la orden judicial, representa un nuevo ilícito. «Recibí la llamada de un vecino, le pedí que hiciera la denuncia y que llevara una copia a Fiscalía para que el juez vuelva a dar la orden de abrir las calles«, contó Covani.

«Es una situación que afecta la causa anterior, más allá de que se trate de un hecho nuevo. Esta vez voy a pedir que a los portones se los lleven, cosa que si tienen que comprarlos quede registrado quién lo compró y dónde y por lo menos se la vamos a complicar un poquito», advirtió el fiscal.

Finalmente explicó que «se trata de un delito correccional por ‘entorpecimiento u obstrucción de la circulación en caminos públicos'» que lleva una pena máxima de tres años.