Tras la feroz balacera ocurrida el pasado viernes contra locales comerciales ubicados en la zona de Tucumán y Cafferatta, los trabajadores del lugar advirtieron que hubo amenazas previas al ataque y cuestionaron la poca presencia policial en el lugar.

Conclusión se acercó hasta el lugar y dialogó con la dueña de una granja que funciona en uno de los locales que fue baleado, quien detalló que la propietaria de estos inmuebles recibió “reiteradas amenazas”, donde los atacantes pedían dinero a cambio de no violentar estos espacios.

“Todo está registrado en Fiscalía y se hicieron las denuncias que corresponden, pero no tuvimos respuesta en lo que es seguridad policial. Recién hoy nos pusieron un móvil que se queda quince minutos en la puerta, se va y vuelve a las tres horas. Estamos al acecho de que vuelva a pasar y sigue habiendo amenazas”, manifestó la comerciante.

Además, detalló que a los comercios linderos llegaron esquelas con amenazas y que el local donde se encuentra la granja fue baleado hace tres meses atrás. En este sentido, destacó que un par de días antes del ataque también ellos recibieron mensajes intimidantes donde les daban un plazo de 48 horas para efectuar un pago a cambio de no violentar el negocio.

“Después de recibir la amenaza, a las 48 horas exactas, pasó lo de las balaceras. Los vecinos que pasaban para comprar se tiraban al piso de la desesperación, pero esto no es natural en este lugar”, exclamó la trabajadora.

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Y agregó: “Yo no quiero naturalizar que si salgo a la puerta me puedan meter un tiro. Más allá de que esto sea un problema de la dueña de los locales, es un problema de inseguridad”.

Si bien la mujer aclaró que todas las amenazas están en manos de Fiscalía, explicó que las intimidaciones fueron para la dueña de los inmuebles, los cuales son alquilados por varios comerciantes.

Orificio de bala en el local

“Este es un local que está sobreviviendo a la pandemia porque era un bar y pasó a ser una granja, y a toda esta situación, que encima está peor, ahora se agrega esto. Yo me quiero ir, no voy a esperar a que me pongan una bomba o me tiren una granada -como lo sugirieron en una amenaza- esto va a seguir y nosotros necesitamos salir de acá”, indicó angustiada la comerciante.

Asimismo, agradeció a los vecinos de la zona por la ayuda recibida para encontrar un nuevo local para alzar la granja.

“A futuro espero que esto cambie y que no terminemos naturalizando algo que no está bien, porque no podemos laburar ni vivir de esta manera. Si esta gente (por los agresores) algún día ve esto, yo les quiero decir que desarmaron a tres familias que laburan”, concluyó la trabajadora.