S.O.S. para el club Argentino de Rosario. Este mediodía, autoridades de la entidad deportiva acudieron al Concejo para pedir ayuda a los ediles a partir de los repetidos hechos de inseguridad que vienen sufriendo desde hace tiempo sin descanso.

En diálogo con Conclusión, Diego Bozitkovic, tesorero de la institución ubicada en Sorrento al 1400 dijo que “nos reunimos con la comisión de Seguridad por todo lo que ocurrió este último mes y la gran cantidad de robos que tuvimos que padecer, algo que se repite desde hace bastante tiempo”.

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“Venimos a plantear al Concejo que nos apoye, que nos de una mano desde el lugar que pueda para tratar de solucionar este problema de inseguridad sabiendo de antemano que los concejales no tienen las herramientas para hacerlo porque es un problema mucho más profundo”, señaló.

En ese sentido, Bozitkovic pidió a la Municipalidad cumplir con la ejecución de un convenio firmado hace tres años por la intendenta de la ciudad, Mónica Fein, que implicaba una serie de obras que “ya deberían estar más que terminadas y si se hubiesen realizado no estaríamos pasando por todo esto”.

Tras dos años de litigio, en 2016 comenzó la construcción de un nuevo barrio lindero al polideportivo. A raíz del acuerdo, Argentino desocupó dos hectáreas de las 12 que ocupa su polideportivo sobre Sorrento. Eran tierras nacionales que los salaítos explotaban desde hace casi tres décadas.

A cambio, la Municipalidad se comprometió a financiar una serie de obras en el complejo deportivo a través del Plan Abre, junto a la provincia: mejoras en las canchas de fútbol y el cerco perimetral.

La Municipalidad se comprometió a construir paredones perimetrales de contención para proteger a los chicos en caso de alguna balacera o enfrentamientos en la vía pública”, precisó el tesorero y agregó que “también dentro de ese convenio, la Municipalidad se comprometió a mejorar los alambrados y los vestuarios y otras obras más para mejorar un poco el club, pero nada de esto fue cumplido”.

Indignado Bozitkovic destacó: “Nos robaron casi todo, las puertas, las columnas de alumbrado y los alambrados que teníamos para separar las canchas la usaron como cerco de un potrero para poner los caballos y ahora no sabemos cómo sacarlo de nuestro propio terreno”.

“Los clubes son la última red de contención de todos los chicos que viven una situación social compleja y problemática, agujereada por todos lados”, manifestó preocupado y a modo de cierre pidió la “colaboración de todos para que este convenio que firmamos con la Municipalidad se pueda concretar lo más rápido posible porque estamos en un barrio muy inseguro y no queremos que pase nada que tengamos que lamentar después”.

Cada semana casi 500 chicos que acuden al club a jugar a la pelota reciben la copa de leche.