La Unión Vecinal San Martín A, en la zona sudoeste de Rosario, continúa con sus actividades. En el centro se desarrollan cursos pertenecientes al programa Santa Fe Más (otrora Nueva Oportunidad), en los que se enseña serigrafía, carpintería y electricidad para unos 45 chicos.

En el lugar funcionan un centro de salud municipal y uno perteneciente a la propia vecinal, donde las personas del barrio pueden atenderse en distintas especialidades, así como también se realizan hisopados para casos sospechosos de Covid-19.

En el establecimiento, que cuenta con unos 920 socios, también tenía lugar una escuela para adultos mayores y clases de zumba, que este año no pudieron continuar debido a la pandemia, además de la bibilioteca, que permanece en funcionamiento.

>Te puede interesar: La vecinal como vínculo de todo un barrio y lugar de participación

Beatriz Simonetti, tesorera de la institución, cuenta que “en 2016 fuimos votados por los vecinos”, a la vez que invitó a los vecinos a acercarse al lugar: “Invitamos al vecino, la puerta siempre está abierta”.

La unión vecinal se sustenta con el pago de una cuota por parte de los vecinos, que “en este momento no pudimos cobrar porque el cobrador no podía salir (debido a la pandemia) a cobrar pero ahora pedimos al vecino que se acerque con todos los cuidados porque lo último que queremos es que alguien se contagie”.

 

Entre las obras que destaca la tesorera están un baño para personas con discapacidad y la adquisición de un sillón odontológico.

Además, según cuenta su tesorera, la vecinal realiza un profundo trabajo de solidaridad para con los vecinos del barrio, ya que cocinaban y entregaban comida a los vecinos, así como bolsones que llegaban desde la Municipalidad.

“Hicimos un gran trabajo en la época de cuarentena. Cocinamos los domingos, repartimos los bolsones, los vecinos no podían venir a buscarlos, por eso los llevabamos a la casa de los vecinos”, relata la mujer.

A la vez que relató un dramático caso: “Había gente que decía que hacía que hace tres días no comía. Nosotros cuidamos al vecino”.

“Cocinábamos para 80 personas, salíamos con el tapper a repartir a los vecinos. Todo lo que sea para ayudar, estamos acá”, indicó Gabriela Ávila, cocinera.