Por Alejandra Ojeda Garnero

Las cifras que reflejan la pandemia del coronavirus son escalofriantes. En el mundo ya suman cerca de 185.000 muertos y más de 2 millones y medio de contagiados. En Argentina el número es menos aterrador, aunque son 159 los fallecidos y más de 3 mil infectados. En cambio en la provincia de Santa Fe los datos son más alentadores, ya que hasta el momento se registraron dos muertes y  230 contagiados. En la ciudad se registran desde el comienzo de la pandemia, 97 casos confirmados y 26 continúan en estudio.

La información que se conoce acerca de los síntomas de la enfermedad es muy variada y alarmante. Para conocer más de cerca la situación que vive quien porta el virus en su cuerpo, Conclusión mantuvo una conversación telefónica con una persona que dio positivo al coronavirus y desde que tuvo el primer síntoma se encuentra aislada, cumpliendo con todos los protocolos de prevención para evitar otros contagios y bajo un estricto control del ministerio de Salud. En este contexto, aconseja «tomar conciencia, cumplir con todos los protocolos de prevención, que la gente no salga a la calle, respeten el aislamiento para evitar más contagios y así podamos volver a la normalidad lo más pronto posible».

Todo comenzó con un estado gripal fuerte y la pérdida de algunos sentidos, «ya llevo más de 20 días de aislamiento y sigo sin olfato ni gusto, aunque nunca tuve fiebre». «Ante los primeros síntomas, me aislé, por precaución, pero nunca pensé que era el Covid».

El primer paso es dar aviso a las autoridades sanitarias, «así que llamé al 0800 para dejar constancia», pero «no me hicieron el hisopado porque el requisito es tener 38 de fiebre o más», pero «como había perdido el olfato y el gusto me lo hicieron y dio positivo».

Con el pasar de los días «aparecieron náuseas, también diarrea, y mucho dolor de cabeza, que se aloja en la frente como si tuvieras una pesa y no podes abrir los ojos», para sobrellevar este estado, los médicos especialistas le indicaron tomar «paracetamol de un gramo». Otros síntomas que pueden aparecer son «dolores de cuerpo, en la parte sacra, de la cintura, en las  articulaciones». Lo llamativo es que «la temperatura siempre estaba en 34 o 35», y tampoco tuvo problemas «de falta de aire».

Después de 15 días «me vuelven a hacer el control y tenía los mismos síntomas, falta de olfato y gusto, también dolor de garganta y me vuelve a dar positivo». Luego de ese test, debe realizar otro control en quince días más para evaluar nuevamente si el virus sigue en su organismo.

Llevar el virus en el cuerpo es preocupante, y el test cada quince días es inevitable, «el de las fosas nasales es horrible, te saltan las lágrimas, porque te hacen de los dos lados y el hisopo te llega hasta el lagrimal, después el de la garganta que te produce muchas arcadas».

La vida cotidiana cambió para todos en muchos aspectos, pero psicológicamente el golpe es devastador, porque «ves en la televisión mucha gente que se murió de la enfermedad que vos tenés y la cabeza te explota, te falta el aire. En mi caso que soy una persona de fe, pido por mi, por todos los que están enfermos y por todos los demás para que no se contagien y que todo termine».

La rutina diaria dio un giro radical para todos, de estar permanentemente activos, trabajar, ir al gimnasio, hacer compras, visitar lugares de esparcimiento, visitar amigos, ir a tomar mate a la plaza, salir a comer, al cine y demás, la pandemia obligó a la sociedad a recluirse en sus casas y sólo salir para hacer lo estrictamente necesario como abastecerse de alimentos, pero para los infectados con Covid-19 esto también está vedado, por lo tanto, «un familiar me hace las compras, las deja en la puerta y cuando se va, salgo y busco todo. Evito todo tipo de contacto y por supuesto no salgo de mi lugar de aislamiento, en absoluto».  Por otra parte destacó el cumplimiento de las indicaciones para evitar el contagio, «tengo prohibido salir», aunque señaló que «no es lo mismo el encierro con el virus que sin el virus, la cabeza te empieza a trabajar».

Por otra parte, destacó el rol del ministerio de Salud, «una de las médicas que habitualmente se comunica para realizar el control diario del estado de salud, me aconsejó que me distraiga, que haga yoga para correr el foco de la enfermedad». La información en los medios es tan invasiva y monotemática que todo se refiere a la pandemia, por lo tanto «opté por mirar series, películas y muy poco de informativos». «La mente es poderosa y te puede llevar a cualquier lado».

Los controles sanitarios están a cargo del ministerio de Salud, y es necesario que dos test arrojen resultados negativos en el lapso de 48 horas, para recibir el alta y volver a la vida normal, hoy obviamente con todas las restricciones vigentes. «Los controles son perfectos, te llaman constantemente, todos los días llaman de epidemiología, del ministerio de Salud, para preguntar cómo estoy, cómo me siento, si tengo algún otro síntoma, mucha contención».

El personal del ministerio de salud no sólo se centra en el control de la evolución del virus en sí mismo, sino que también brinda apoyo psicológico, «me preguntan cómo me siento, qué estoy haciendo y me aconsejan que haga actividad física, que camine, que me distraiga».  Aunque la mayor preocupación es recuperar el gusto y el olfato, desde el ministerio afirmaron que «lo voy a recuperar, algunos los recuperan más rápido que otros».

La enfermedad se manifiesta de diferentes maneras, «en todas las personas no se manifiesta igual, hay mucha gente que no tiene fiebre y sobre todo el asintomático que no tiene ningún síntoma y anda por el mundo contagiando porque no sabe que lo tiene». El problema que surge de esta situación es que «no se puede hacer a todo el mundo el hisopado y menos si no tiene síntomas».

La pandemia no se expande sola por el mundo «la hacemos nosotros, la gente tiene que tomar conciencia, usar barbijo, tomar todas las precauciones, si hacemos lo que tenemos que hacer no se va a seguir propagando».

Con respecto a la actividad laboral «no tuve ningún problema, mi empleador está al tanto de lo que me pasa y me pagó el sueldo completo sin ningún problema y me confirmó que lo va a seguir pagando mientras se extienda mi enfermedad y la cuarentena».

Como reflexión y mensaje final expresó «yo pensaba que nunca me iba a pasar, lo miraba por televisión y decía pobre gente, pero hoy lo estoy viviendo en carne propia, me produce angustia la gente que murió y los que la están pasando mal. La gente tiene que tomar conciencia, usen barbijos, no salgan a la calle si no hay necesidad extrema, hagan caso porque no es broma y si no cumplimos no se termina más todo esto. Todo depende de nosotros, y así vamos a poder estar con nuestras familias, abrazarnos y besarnos como le gusta al argentino, y sobre todo poder compartir el mate que tanto extrañamos».