Por Diego Caputo

Jubilado de la construcción y vendedor en varias ferias hortícolas de zona sur, Mario Antonio Chávez es un correntino que llegó a Rosario hace más de cuarenta años. Se instaló en zona sur y trabajó toda su vida vinculado a las obras, y una vez jubilado decidió seguir ayudando a otros.

Se propuso preparar la merienda para los niños cada fin de semana después de la pandemia. La grave crisis económica producto del Covid-19 arrasó con los barrios más vulnerables como el suyo, exponiéndolos a situaciones de extrema fragilidad.

“El merendero sirve una copa de leche y sumó también cada quince días la entrega de viandas. Cerca de 50 familias de los alrededores se acercan a buscar un plato de comida caliente”, relató Chávez en diálogo con Conclusión. A ello añadió que son 150 chicos los que reciben la leche “y preparamos unas 250 porciones también los fines de semana cuando podemos hacer y entregar comida. Son como 50 familias y todos comen”.

“Hago verduras orgánicas y las vendo en las ferias. A eso sumo un poco de mi jubilación como trabajador de la construcción y pongo en mi merendero”, dijo Mario, ampliando: “No tengo ayuda. Estoy haciendo todo esto a pulmón y sigo para adelante”.

El merendero Corazón Compartido, se sitúa en Ayacucho al 6300, a metros del pasaje 531, y necesita todo tipo de ayuda, desde alimentos no perecederos, ropa y calzado. Las donaciones son repartidas a los vecinos que asisten semanalmente al lugar. “Hacen falta muchas cosas acá. Lamentablemente estamos en un sector muy pobre y muy abandonando, porque los funcionarios y políticos casi nunca te visitan”, describió.

“Hacemos esto de buen corazón y porque hay muchas necesidades” se lamenta Mario, quien con la junto a su familia encararon el proyecto del merendero y ahora necesitan ayuda extra. “Antes me alcanzaba para comprar mercadería, por eso estamos buscando una pequeña colaboración”, solicitó.

En la noche el barrio La Paloma tiene calles apenas iluminadas la calle. La recolección de basura se hace regularmente, pero es nulo el mantenimiento de las calles. Situación similar se da con la cuestión sanitaria, ya que no cuentan con un centro de salud cercano de referencia y deben acudir únicamente al Hospital Saénz Peña.

Hay muy poca iluminación acá y cuando hay alguna desgracia ahí si aparecen -los políticos-”, dijo y subrayó: “Hace siete años nos dijeron que iban a hacer un mejorado de las calles, pero seguimos igual. Cuando llueve no se puede entrar ni salir”.