No fue una mañana más en el aeropuerto internacional Islas Malvinas. La tranquilidad habitual de la zona se vio alterada por el sonido de las sirenas y el ir y venir de ambulancias, bomberos y móviles policiales, como así también de un helicóptero de apoyo que llegó desde la vecina localidad de Puerto General San Martín. Sin embargo, el motivo de esta situación no fue un accidente aéreo en sí sino un simulacro realizado por las entidades competentes para ajustar detalles en caso de que se diera un problema como éste.

El reloj marcaba las 7.55 cuando las sirenas comenzaron a ganar la escena. Ambulancias, bomberos, personal de Policía de Seguridad Aeroportuaria y hasta un helicóptero del CREP, perteneciente a Puerto San Martín, llegaron al Islas Malvinas de manera inmediata. Allí, coordinados por personal de Defensa Civil de la Municipalidad de Rosario y del gobierno de Santa Fe, se procedió a realizar en tiempo real el simulacro de emergencia. Más de 120 personas formaron parte de este operativo.

Doce minutos. Ese el fue el tiempo que llevó evacuar a los 120 pasajeros, aislarlos del siniestro y proceder a extinguir el avión que estaba en llamas a un costado de la pista. Mientras tanto, ambulancias del SIES trabajaban en conjunto con las del sistema privado para trasladar heridos a los distintos nosocomios.

Una vez cumplido el objetivo, el cronómetro se detuvo y un fuerte aplauso sirvió para felicitar a todos por el trabajo realizado.

Juan Pérez, a cargo del operativo, fue el encargado de realizar un balance del simulacro desarrollado en la aeroestación Islas Malvinas.

«La verdad se cumplieron los tiempos estipulados por las autoridades y quedamos más que conformes. De esta manera, el aeropuerto mantuvo la categoría internacional y se demostró que la ciudad está en condiciones de responder ante un accidente como éste».

Ya pasado el mediodía, la situación volvió a la normalidad en el aeropuerto. Los vuelos comerciales bajaron, los que despegaron no tuvieron problemas y los curiosos sólo se dedicaron a despedir o recibir familiares. El simulacro ya era parte del pasado.