La crisis económica que atraviesa el país golpea fuerte a los locales rosarinos. Entre el alquiler, los sueldos, y los constantes aumentos de los servicios públicos se hace cada vez más difícil sostener el negocio y el culminante cierre se torna inevitable.

Es el caso del emblemático bar El rosarino que cierra sus puertas desde el próximo fin de semana. Lamentablemente el tradicional bar ubicado en San Nicolás y Salta baja sus persianas debido a que sus dueños no pueden seguir afrontando los gastos diarios.

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“Tristemente no podemos sostener el aumento de la luz, el gas, el agua”, dijo a Conclusión una de las dueñas del lugar, Nair Cordero y en seguida detalló: “Aguantamos el verano porque se suponía que eran los meses más críticos pero llegó marzo y ya no teníamos dinero para invertir. Sumado a que veníamos trabajando gratis. Hace seis meses que mi fuerza de trabajo lo ponía como inversión”.

A su vez, Nair señaló que sería injusto aumentar todos los días los precios a la gente “porque tampoco lo puede pagar y deja de venir”.

Bajo el lema “donde habita la magia del pasado”, El rosarino resistía el paso del tiempo y conservaba una clientela fija que disfrutaba cada día del típico desayuno, de la mesa sobre la ventana o de esperar la llegada del tren con un café caliente.

No obstante, fue imposible para Nair continuar con el emprendimiento que arrancó en octubre del año pasado, cuando su familia se puso al frente del local con el objetivo de rescatarlo del declive que atravesaba desde hacía tres meses y así, darle una impronta más atractiva.

“El bar aumentó su clientela desde que estamos, al menos eso percibimos. Tiene un gran potencial, por eso esperamos que aparezca alguien que pueda darle el valor que merece”, pidió nostálgica.

En ese sentido, hizo un llamado a los funcionarios locales para que le den una mano. “Estaría muy bueno que las autoridades de la ciudad se acerquen porque este es el bar Rosarino, un emblema de la ciudad, y habría que sostenerlo para darle el valor que merece y que se luzca”.

Esta hecha la invitación a todo funcionario de la ciudad a que se acerque

Nair Cordero, actual dueña del bar

El negocio fue abierto por Manuel Antonio Castaño, un español que lo inauguró el mismo año que emigró a Rosario, allá por 1923. El mismo se encontraba emplazado en el Cruce Alberdi, pero luego esa zona fue remodelada y el local demolido. Así fue como en 1962 se mudó a la esquina donde aún se mantiene en pie, al menos hasta el próximo domingo.

Bar El rosarino y su clientela